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La maldición de la tumba de Shakespeare

Al escribir Borges, sobre Shakespeare, lo consideraba muy educado, hiperbólico, excesivo, esplendoroso y de filiación muy religiosa, y el escritor Ben Jonson, decía que él no pertenecía a una sola época sino a la eternidad.

Creo que es por eso,  que después de 400 años de su muerte, releemos sus obras o las vemos representadas en el teatro, incluso desde su lugar del descanso eterno, nos impresiona su advertencia lapidaria.

Se encuentra enterrado en la iglesia donde fuera bautizado, en la Holy Trinity Church, de Stratford-Upon-Avon y bajo su epitafio encontramos: “Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar en el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos”. Con el contenido de ese epitafio, se protegerán sus huesos hasta de la más leve de las miradas, dicen sus biógrafos.

Una antigua leyenda afirma que en su tumba se encuentran las Obras inéditas, que se sabe que él escribió, durante lo que llamó, “sus años perdidos”, pero que no han llegado a nuestros días.

Algunos biógrafos dicen que su padre fue un próspero comerciante  y que su madre Mary Arden, descendía de una familia de abolengo, pero otros afirman que sus padres e hijos eran analfabetas, que el escritor asistía a una escuela local donde aprendió a leer, a escribir y el latín.

Otros indicios apuntan a que su familia, era de origen humilde y analfabeta en gran parte. Su verdadera profesión era la de actor.

Según cuenta el historiador y arqueólogo Philip Shwyzer,  el genial autor, sentía horror a la idea de ser exhumado, que movieran sus restos por cualquier motivo, fue por eso, que con este plumazo, quiso eliminar cualquier intento de profanar su tumba.

A veces surgen propuestas que hablan de exhumar lo que queda de su cuerpo para investigar las causas de su muerte y también  para esclarecer la leyenda que existe de que con su cuerpo se enterraron los manuscritos, incluso obras sin terminar que quedaron pendientes.

Una página de internet llamada Sobre Leyendas, afirma que tarde o temprano, descubriremos si la maldición sigue viva o no, es cuestión de tiempo.

Maldiciones similares existieron según historiadores, sobre las tumbas de Tutankamon  y el Libertador Simón Bolívar.

Cuando hubo la profanación de la tumba de Tutankamon, quien pagó esa exploración Lord Carnarvon, 10 meses después fue picado por un mosquito, debajo del lóbulo derecho, esta picadura le infectó la garganta, el oído interno y el pulmón derecho, le dio pulmonía además de una terrible agonía plagada de fuertes dolores y deformaciones físicas que incluían la caída de todos sus dientes.

La inscripción de la tumba era “la muerte vendrá con alas ligeras sobre todo aquel que se atreva a violar esta tumba”. La extraña coincidencia es que cuando le quitaron la mortaja al faraón le encontraron una hendidura en el cráneo, debajo del lóbulo derecho, el mismo sitio de la picadura de Carnarvon y después Carter el arqueólogo que abrió la tumba, al regresar a Londres y al prepararse para tomar un baño, cayó muerto en forma fulminante, al piso de su habitación. Seguidamente los 21 trabajadores que participaron en la excavación, murieron prontamente y en circunstancias muy extrañas.

Igualmente ocurrió con la tumba de libertador Simón Bolívar, historiadores afirman que un anexo de su última proclama, el cual fue refundido, decía todo aquel que profane mi tumba, tendrá duros sufrimientos y sus seguidores morirán en lotesy extrañamente el presidente Hugo Chaves, quien ordenara la exhumación de los restos mortales, resultó afectado de cáncer a los pocos días de haber ordenado abrir la tumba.
Juzguen ustedes, sobre estos extraños acontecimientos.


Por| Abelardo Giraldo. 01/04/16.
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