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Las mutaciones de la violencia

 Texto de Abelardo Giraldo López.

“Si quieres soportar la vida prepárate para la muerte”. Sigmund Freud.

En la actualidad el hombre se ha venido convirtiendo en un animal, que solamente suda, que digiere, que elimina toxinas, que desea la mujer ajena, o acumula bienes, y que “apenas por instantes piensa”. Es portador de una lengua hiriente que también remite como la violencia física, a la negatividad, pues resulta difamadora, desacreditadora, denigradora, desatenta y agresiva.

Antes de la modernidad la violencia era omnipresente y sobre todo cotidiana y visible, el Señor que gobernaba, ostentaba su poder imponiendo la muerte por medio de la sangre y en Colombia el teatro de la crueldad fueron los campos agrícolas campesinos y los pueblos pobres, fue contra ellos que los violentos, actuaron con sevicia desaforada y ambición desmedida. Hace 200 años nos gobierna una clase dirigente que se lucra de la miseria nacional y que desprecia profundamente a todo aquel que no quepa en su órbita. El caso de la sociedad colombiana en las últimas cinco décadas es el de un estado criminal que criminalizó el país.

Qué bueno sería, que ciudades y pueblos hermosos fueran dignos, donde los que tengan más, sintieran el orgullo y la tranquilidad de saber que los otros viven bien, sembraran amistad y no resentimiento.

Entre los aztecas se emprendían guerras rituales para hacer prisioneros y luego ofrecerlos como ofrendas humanas al Dios sangriento de la guerra.

El séquito bélico iba encabezado por sacerdotes, de modo que la propia guerra se presentaba como un servicio religioso y tanto la guerra como los asesinatos masivos eran comportamientos religiosos. También, los procedimientos modernos de inmunización y de vacunación son un sistema de violencia que consiste en inocular.                                                                

un poco de la enfermedad, exactamente como en los ritos, que inyectan un poco de violencia en el cuerpo social para hacerle capaz de resistir la violencia.

La cantidad y la exactitud de las analogías producen vértigos. Esa violencia letal que acontece se intenta combatir oponiéndole una contra violencia.

Cualquiera mata para no ser asesinado, matar protege frente a la muerte, cuanto más violento se es, cuanto más se mata, más invulnerable se siente el agresor.

La violencia opera como una técnica tanática que sirve para la supervivencia, frente a la amenazadora muerte.

El que ocasiona la muerte a un grupo social, quedará ligado al margen del contexto de culpa, la violencia no lo hace poderoso sino culpable, el castigo es una contra violencia, es una venganza que ejecuta el Estado. El contexto objetivo de culpa, hace que más bien aparezca bajo la óptica de lo merecido o lo razonable.

Tras la atomización de la sociedad y la erosión de lo social, solo queda “el cuerpo del yo”, que hay que mantener al precio de la salud, la vida nunca ha sido tan efímera como hoy, no hay nada que pueda prometer duración o consistencia.

Encontré leyendo a Freud, que la melancolía es una relación perturbada y enfermiza de uno consigo mismo.  Una de las causas de la depresión es la excesiva, exagerada y pesada relación con uno mismo, que toma rasgos destructivos. En la actualidad vivimos un fenómeno de dos caras, una, la universalización o sea la globalización creciente pero abstracta y una creciente individualización igualmente abstracta pero concreta, llega uno a sentir una situación de la que uno se siente víctima y el rencor se dirige contra uno mismo, convirtiendo la depresión en una autoagresión y en vista a la complejidad de la situación socio económica, se puede pensar que el rencor se proyecta contra uno mismo y este auto reproche, conduce a una autoagresión que 

termina en muchas ocasiones en inestabilidad psíquica y trastorno de carácter, ocasionando el suicidio.

Heidegger, distingue la comunidad de la sociedad, opina que solo la comunidad desarrolla una energía política y la sociedad en cambio, únicamente es una asociación, carece de voluntad, de espiritualidad, de resolución para luchar por sí misma.

Una sociedad económicamente organizada se enfrenta a su adversario de modos no violentos, su rival no es un enemigo, es un competidor.

La guerra es la disposición de los hombres que combaten, a matar y ser muertos, la muerte física infligida a otros seres humanos que están al lado del enemigo, justamente es la realidad, una situación de guerra real, por ideales, programas, estructuras políticas, etc. 

La existencia política no es vegetal sino bestial, la política de gobiernos anteriores en Colombia se ha caracterizado por no ser de recomendación ni mediación, sino de ataque y sometimiento.

Existen muchas formas de matar a una persona, apuñalarlo con una daga, quitarle el pan, no tratar su enfermedad, condenarlo a la miseria, hacerlo trabajar hasta desfallecer, enviarlo a la guerra o impulsarlo al suicidio, etc., “Solo lo primero está prohibido por los Estados”. Así opinaba Bertolt Brecht.

Hegel escribe: La violencia no mantiene nada unido. De ella no brota ningún sostén estable, “Una presencia masiva de la violencia es más bien, un signo de inestabilidad interior”.

El soberano que decide imponer “el estado de excepción”, es el punto de indiferencia entre violencia y derecho, es el umbral en el que la violencia se hace derecho y el derecho se hace violencia, como está ocurriendo actualmente en nuestra hermana república del Ecuador.

En el Leviatán de Thomas Hobbes, el estado se presenta como una persona, cuyos actos ha asumido como autora, una gran multitud, a fin de que puedan usar la fuerza y los medios de todos ellos, según se considere oportuno para la paz y la defensa común, así, nada de lo hecho por el soberano, podrá ser injuria para ninguno de sus súbditos. El súbdito como ciudadano se ve así mismo en el soberano y se encuentra así mismo, en todas y cada una de las negociaciones. Esta estructura de mediación que tiene como objetivo el beneficio común, es genuinamente política. En este caso, la voluntad política que es la voluntad general, termina   siendo   legitimadora. No existe negatividad, no hay violencia, lo que hay es poder político.

No cabe duda de que se puede conseguir el poder por medio de la violencia, pero el poder alcanzado con violencia es frágil, se quiebra fácilmente por las grietas causadas por la violencia.

El poder también puede tener una forma diabólica, cuando empieza a manifestarse de modo destructivo, represivo, discordante y excluyente.

La violencia se presenta cuando la gente está influida de tal modo que su desarrollo somático y espiritual, es menor que su desarrollo potencial, ejemplo; El hecho de que los niños de la clase obrera tengan menos oportunidades de educación que las otras clases sociales superiores, desdibujan el concepto de violencia y lo consideran simplemente como una injusticia.

No debemos olvidar que en las condiciones sociales del capitalismo global se estableció la creación de “individuos desechables y excluidos”.

Abelardo Giraldo López.

7/4/2024.