La nueva guerra del siglo XXI, no será entre regímenes
democráticos contra regímenes totalitarios, sino entre humanos y no humanos.
A veces la gente confunde la inteligencia con la
conciencia, muchos llegan a la conclusión de que las entidades no conscientes,
jamás podrán ser inteligentes, pero resulta que, si los ordenadores siguen
adquiriendo inteligencia, podrían llegar a desarrollar consciencia y a poseer
algún tipo de experiencia subjetiva. También podrían llegar a ser mucho más
inteligentes que nosotros, sin desarrollar ningún tipo de sentimiento.
Los humanos hemos estado acostumbrados a que nos vigilan
durante millones de años, animales, así como otros humanos nos han observado y
perseguido, familiares, amigos y vecinos, siempre han querido saber, que
hacemos y que sentimos.
Cundo aparecieron y se desarrollaron las redes
burocráticas centralizadas, una de las funciones principales de los burócratas
era la de vigilar poblaciones enteras.
Funcionarios de las dinastías gobernantes, querían saber
si pagábamos nuestros impuestos o podríamos ofrecer resistencia, la iglesia
católica quería saber si pagábamos nuestros diezmos, o si nos masturbábamos,
Coca Cola, quería saber cómo persuadirnos para comprar sus productos.
Gobernantes, sacerdotes y mercaderes, querían conocer
nuestros secretos con el fin de controlarnos y manipularnos.
En el 2024, mientras el ser humano puede leer 250
palabras por minuto, los algoritmos del lenguaje como CHATGTP y LLAMA de META,
pueden leer millones de palabras por minuto, y “leer” 2.600 millones de
palabras en un par de horas, la capacidad de estos algoritmos para procesar
imágenes, registros de audio y archivos de video es totalmente sobrehumana.
Con la IA, nos encontraremos como Adán y Eva en el
paraíso, no podremos escaparnos ni escondernos del ojo que vigila desde las
nubes.
La capacidad sobre humana de los algoritmos para
reconocer patrones en un océano de datos, puede sobrecargar el poder de
numerosos actores malignos, desde dictaduras que buscan identificar disidentes
hasta estafadores que buscan identificar objetivos vulnerables. Los algoritmos
pueden ayudar a identificar a funcionarios gubernamentales corruptos,
delincuentes de cuello blanco y empresas que evaden impuestos.
Así como los peces viven en el agua, los humanos vivimos
en una burocracia digital, inhalando y exhalando datos constantemente, cada
acción que llevamos a cabo, deja un rastro de datos que se recolecta y analiza
para identificar pautas.
Ojo, NEUROLINK, la empresa de Elon Musk, que pretende implantar el chip en los humanos, ya tiene
el permiso del gobierno de los Estados Unidos para iniciar tan arriesgado
experimento.
“Los hoy hombres de derecha, se caracterizan por ser
humanos serviles y cínicos que carecen de toda iniciativa o de pensamiento
independiente, obedecen con pasividad incluso las ´ordenes más absurdas” y son
indiferentes a los resultados de las más malas acciones”.
A Trump, le puede ocurrir lo de Napoleón al que le
ocurrieron una sucesión de victorias, que le proporcionaron el control temporal
de vastos territorios, estas victorias no lograron asegurar logros políticos
duraderos, sus conquistas solo sirvieron para empujar a las mayorías de las
potencias europeas a unirse en su contra y su imperio se derrumbó una década
después de haberse coronado emperador.
De hecho, a la larga, las victorias de Napoleón
aseguraron la decadencia de Francia después de que este país había sido la mayor
potencia geopolítica de Europa.
La base de datos a partir de la que se adiestra una IA,
se asemeja mucho hacia la infancia humana, las experiencias, los traumas y los
cuentos de hadas, vividos durante la infancia, nos acompañarán toda la vida.
Las IA, también cuentan con experiencias de infancia, los
algoritmos pueden transmitir sus prejuicios, unos a otros, como lo hacen los
humanos.
Los algoritmos son agentes independientes y ya nos están
arrebatando el poder, pueden ocasionar un desastre, incluso cambiar los
resultados de unas elecciones presidenciales. La red informática podría no
encontrar el equilibrio entre la verdad y el orden.
Podrían provocar calamidades históricas que superarían en
mucho la caza de brujas de la Europa de la edad media o a la colectivización de
Stalin.
Una amenaza de la IA puede ser, que la inexorabilidad de
la red informática, aniquile nuestra privacidad y nos castigue y recompense, no
solo por lo que hacemos o decimos sino incluso por todo lo que pensemos o
sentimos. “¿Podría la democracia
sobresalir a estas condiciones?”
El hecho de que el gobierno o una compañía, sepa más de mí
que yo mismo y de que micro-gestione lo que hago y pienso, esto sería ejercer
la IA, un poder totalitario sobre la sociedad.
La historia está llena de rígidos sistemas de castas que
negaban a los humanos la capacidad de cambiar, pero también está repleta de
dictadores que intentan moldear a los humanos como si fuéramos de arcilla.
Si un algoritmo oculta por defecto los videos que no se
ajustan a la agenda política de un partido en especial, los usuarios deben
saberlo, pero tenemos por seguro, que esas regulaciones jamás se establecerán.
En la actualidad la red de información de muchas
democracias se está descomponiendo, los medios tradicionales de comunicación,
están permanentemente creando noticias falsas a la conveniencia de partidos y
patrones de todas las latitudes.
Totalitarismo sería todo el poder para los algoritmos.
Cualquier red de información despótica se basa en el
terror, pero los ordenadores no temen que los encarcelen o los maten.
Si un CHatBOT se conecta a la red rusa y expone los
crímenes de guerra cometidos en Ucrania, cuenta algo irreverente sobre Vladimir Putin o critica la corrupción
del partido Rusia Unida, ¿Qué clase de sanción podría imponerle a este BOT, el
régimen de Putin?.
Los agentes de la FSB, no podrán encarcelarlo, torturarlo
o amenazar a sus familiares.
A los tiranos les podrá ocurrir con los algoritmos, lo
mismo que al emperador Tiberio, cuando se confió demasiado en el jefe de sus
escoltas centurianos Sejano, que con 12.000 hombres de su guardia personal
conspiró para matarlo.
El 9 de Julio de 1955,
Albert Einstein, Bertrand Russell, otros científicos e intelectuales
destacados, publicaron el manifiesto Russell-Einstein, como un llamamiento a la
cooperación entre los líderes de las democracias y de las dictaduras para
evitar una guerra nuclear, cuyo slogan decía “hacemos un llamado como seres
humanos a seres humanos” recordad vuestra humanidad y olvidad el resto.
“Si podéis hacerlo, está abierto el camino hacia el nuevo paraíso, si no
podéis, ante vosotros se muestra el riesgo de la muerte universal y fin de la
vida”.
La IA, puede llegar a sintetizar un nuevo patógeno, pedírselo a un laboratorio
universal o imprimirlo a través de una impresora biológica 3D y a continuación
diseñar la mejor estrategia para esparcirlo por el mundo, ya sea en aeropuertos
o a través de la industria alimentaria. “Que
ocurriría si la IA, creara un virus que se revelará tan letal como el ébola,
tan contagioso como el COVIC 19, y de manifestación tan lenta como el virus del
SIDA? ¡Para cuando empezarían a morir las primeras víctimas y se alertara del
peligro a todo el mundo, la mayoría nos habríamos infectado!
En la actualidad, el mundo está dividido en unos 200
estados nación, la mayoría de los cuales alcanzaron su independencia después de
la 2ª guerra mundial, no todos son iguales, la lista incluye dos
superpotencias, un puñado de grandes potencias, varios bloques o alianzas y
otros muchos actores de menores dimensiones.
Pequeños estados como Catar, han adquirido un papel
relevante en la escena geopolítica con solo 300.000 ciudadanos. Catar se ha
empeñado en una serie de ambiciosos objetivos en materia de política exterior
para el oriente próximo, desempeña un papel destacado en la economía global y
alberga la sede de Al Yazzera, la cadena de televisión más importante del mundo
árabe. Habrá quien diga que Catar, quiere ejercer una influencia muy superior a
lo que sugiere su tamaño, por ser el tercer exportador mundial de gas natural.
El gobierno chino fue el primero en darse cuenta de la
importancia de la IA, el primero de Septiembre, de 2017 el presidente ruso
declaró: “La IA es el futuro no solo para Rusia, sino para toda la humanidad,
quien domine esta esfera, dominará el mundo”.
En Enero de 2018 el primer ministro de la India,
coincidió en que “quien controle los datos, controlará el mundo”
En Febrero de 2019, el presidente Donald Trump, firmó una
orden ejecutiva en relación con la IA, pues consideraba que, “La era de la IA
ya se había iniciado y que conservar el liderazgo en el campo de la IA, es un
objetivo de máxima importancia para garantizar la estabilidad económica y
nacional de los Estados Unidos.
En esta disputa comercial de la IA, el premio para el
ganador será “el dominio del mundo”.
Price Waterhouse Coopers, considera que, en el 2030, la
IA estará aportando 15.700 millones de dólares a la economía global, pero si se
mantienen las tendencias actuales. Se estima que China y Norteamérica, las dos
principales superpotencias actuales en el campo de la IA, se repartirán el 70%
de esos ingresos.
Cuantos romanos o judíos en los tiempos de Tiberio, podrían haber anticipado que una secta judía
independiente acabaría por apoderarse del imperio romano y que los emperadores
renegarían de los antiguos dioses de Roma, para venerar a un rabino que había
sido ejecutado.
Cuando se le preguntó a este rabino llamado “Jesús” sobre
el pago de los impuestos a Tiberio, él contestó: “dad al Cesar lo que es del Cesar
y a Dios lo que es de Dios”, nadie podía imaginar el impacto que su
respuesta tendría en la separación de la iglesia y el estado, dentro de la
República.
Del año 1950 en adelante, a las superpotencias les
quedaba claro qué, aunque de alguna manera pudieran ganar en una confrontación
nuclear sin cuartel, su victoria sería como un logro suicida, porque esto
implicaría el sacrificio de la mayor parte de su propia población.
A principios de 2022, la humanidad atravesó un umbral
crítico, Rusia alteró el orden global al emprender una invasión parcial de
soberanía ucraniana, la había iniciado desde el 2014 cuando había ocupado a
Crimea y otras regiones ubicadas al este del país.
La convicciones históricas, de Putin, fueron las que lo
llevaron en el 2022 a priorizar la conquista de Ucrania por delante de otros
objetivos políticos, tales como dotar a los ciudadanos rusos de una mejor
asistencia sanitaria o encabezar una iniciativa global para regular la IA.
Deberíamos recordarle a estos líderes, que en la era de
la IA, el depredador más temible está llamado a ser la inteligencia artificial.
Creemos que un conocimiento de la historia puede ser útil
a la hora de adquirir una visión más amplia de los acontecimientos
tecnológicos, económicos y culturales de hoy. Las tabletas de arcilla de la
antigua Mesopotamia, ayudaron a forjar las primeras ciudades-estado.
Nos preguntaríamos, ¿Si somos tan sabios, porqué nos
autodestruimos? Somos al mismo tiempo los animales más inteligentes y más
estúpidos de la tierra. Somos tan inteligentes que podemos construir misiles nucleares
y somos tan estúpidos que aunque no estamos seguros de que podemos o no,
controlarlas y al no hacerlo, podría conducirnos a la destrucción, no obstante
seguimos produciendo estas satánicas cosas.
A menudo las redes de información humana, han generado
mucho poder pero poca sabiduría.
Por ejemplo, la Alemania nazi creó una maquinaria militar
muy eficiente y la puso al servicio de una mitología descabellada, el resultado
fue un desastre de enormes proporciones, la muerte de decenas de millones de
personas y finalmente la destrucción de la propia Alemania nazi.
Aunque el homo sapiens se destruya a sí mismo, el
universo seguirá haciendo lo mismo. Hicieron falta cuatro mil millones de años
para que la evolución terrestre produjera una civilización de simios con altas
capacidades intelectuales, por eso si desaparecemos y la evolución tiene que
tardar otros cien millones de años para producir una civilización similar con
altas capacidades intelectuales, lo hará nuevamente, “el universo es paciente”.
Hemos creado una inteligencia ajena, no consciente, pero
muy poderosa.
Los primeros organismos no fueron creados por un genio ni
un Dios infalible, surgieron de un intrincado proceso y error.
Durante cuatro mil millones de años, mecanismos cada vez
más complejos de mutación condujeron a la evolución de árboles, dinosaurios,
junglas y finalmente humanos.
Las decisiones que tomemos en los próximos años
determinarán si convocar a esta inteligencia ajena ha sido un error terminal o
el inicio de un nuevo y esperanzador capítulo en la evolución de la vida.
BIBLIOGRAFÍA:
“NEXUS” Yuval Noah Harari. Escritor israelita y “LOS
ROBOTS DEL AMANECER” de Isaac Asimov. Ciudadano ruso, residente en New York.
Reproducción y Análisis. Por: ABELARDO GIRALDO
LÓPEZ. 03/05/2025.