Autor Abelardo Giraldo
Los acontecimientos misteriosos de la historia del mundo, me han llamado mucho la atención, entre estos están los manuscritos del mar muerto, el manto de Turín y la lanza de Longines.
Empezaré por los manuscritos, una historia que comienza en el año de 1941, cuando un pastor beduino buscando un borrego extraviado se topa con una cueva y al incursionar en ella encuentra que contenía varias vasijas de barro.
Este creyendo que se trataba de tesoros, buscó y solo encontró rollos antiguos envueltos en tela de lino muy desgastado no obstante rápidamente averiguo la forma de hacer negocio con ellos y los fue vendiendo uno a uno para un monasterio ortodoxo de Jerusalén.
Esta noticia empieza a difundirse en serio por el año de 1947.
Encontramos que el Mar Muerto se encuentra a 395 metros por debajo del nivel del mar y es el más árido de la tierra, en sus aguas no habita ninguna especie, a su alrededor y en un radio de 3 kilómetros, fueron localizadas 11 cuevas de los que se extrajeron estos manuscritos de enorme potencial cultural e histórico según muchos expertos.
“El desierto de Judea por el que Jesús caminó y donde Juan el Bautista habla de una voz mística”.
Se dice que en el poblado de Qunrán cercano al Mar Muerto, sus habitantes ocultaron valiosos manuscritos en cuevas para protegerlos de fuerzas destructoras y punitivas de la antigua Roma.
Cuando los eruditos empezaron a descifrar estos rollos, se encontraron con una historia fascinante pues se trataba de las ideas y tradiciones de la comunidad judía, se evocaban aquí a los primeros cristianos.
En el año de 1949, el general de una legión árabe encontró varias cuevas y las ruinas de un pequeño pueblo llamado QUNRAN.
A estos manuscritos los denominó “LOS ROLLOS DEL MAR MUERTO”, documentos auténticos de la tierra santa, que habían sobrevivido desde el siglo I.
Siete de ellos se encontraron virtualmente intactos y los demás solo eran fragmentos de cientos de esos rollos. Una secta antigua los había enterrado después de haberse sentido amenazados.
Historiadores afirman que cuando Palestina atravesaba por infinidad de problemas de carácter político y de guerras, fundaron la ciudad de Qunrán, pero descendientes de Carlomagno y de la cultura griega empezaron a penetrar e invadir a tierra santa, fue cuando en el año 167 a de C., el templo de Jerusalén, se volvió centro de culto a Zeus, lo que para los judíos llegó a considerarse como una abominación.
Fue en esos tiempos difíciles cuando unos 4.000 miembros de esa secta judía huyeron al desierto y se organizaron en una sociedad austera y aristocrática, conocida como LOS ESENIOS.
Historiadores afirman que Qunrán fue fundado en el año 150 a de C., en el desierto por una comunidad monástica instituida por los esenios.
El poblado lo conformaban un refectorio, edificios comunales, en los que se encontraban estantes para vajillas, cuartos, mesas rectangulares y largas que eran usadas como escriptorium, muchos establos, talleres y bodegas, allí se descubrieron unas 1100 tumbas cubiertas de piedra cuyos restos analizados correspondían a varones, lo que confirma que la comunidad que imprimía los rollos pertenecía a una hermandad masculina.
Josefo el historiador (37-100)., visitó una comunidad esenia y describió un día típico de estos.
Luego de orar antes del amanecer, cada miembro se dedicaba a efectuar una tarea de acuerdo a su especialidad.
Una hora antes del mediodía, la comunidad se reunía y cada uno se colocaba un taparrabo de lino.
Antes de acudir al refectorio se bañaban con agua fría para purificarse, daban gracias a Dios, antes y después de una comida sencilla, la cual consumían en absoluto silencio.
El silencio que reinaba entre ellos era casi sepulcral, emanaba de una sobriedad permanente y comían y bebían estrictamente lo necesario.
Tenían talleres de alfarería, prensas de vino, zonas de molido, se descubrieron muchos huesos de ovejas de cabras y de vacas, lo que infiere que también eran pastores.
Los textos encontrados en los rollos, dan la idea de que todos los miembros eran israelitas, descendientes de la tribu de Judá.
Se dividían en grupos de 10 hombres y cada grupo tenía un versado en la ley bíblica, las creencias de los esenios no diferían mucho de las del judaísmo tradicional.
Se analizaba la actitud moral de cada miembro, los aspirantes a pertenecer a la secta debían jurar respeto a la ley de Moisés y todas la noches se reunían para leer y orar.
En algunos de los rollos se prevé la llegada de un Mesías, que anunciaría el nuevo amanecer, otros rollos hablan de 2 o 3 Mesías.
Los textos aún son oscuros. Posteriormente se anexaban teorías que conectaban a Cristo directamente con los esenios.
Hay mucha coincidencia entre los esenios y los primeros cristianos. Ambos grupos se veían a si mismos como los elegidos, aquellos en quienes se cumplirían las profecías bíblicas, frente al umbral del reino de Dios.
Palestina fue dominada al fin por los romanos en el año 63 a de C., pero en el año 66 la sumisión judía se levantó en franca rebelión contra el imperio, pero al año siguiente las legiones romanas los masacraron casi hasta desaparecerlos.
Ante las matanzas, se apresuraron a ocultar en las cuevas, los textos sagrados.
En el año 68, los romanos destruyeron el pueblo y los esenios fueron diezmados en campañas de terror como crucificciones y empalamientos.
El historiador JOSEFO, describió el fervor de los esenios así: “Aunque martirizados y lacerados, quemados y mutilados, sometidos a cuanto instrumento de tortura existiera para que blasfemaran contra su Dios….jamás nadie logró subyugarlos ni arrancarles una lágrima, sonreían en medio del dolor y frustrando alegremente a sus torturadores, ofrendaban sus almas a Dios”.
Cordialmente,
Abelardo Giraldo
P/D.-Refectorio: Viene del latín refectorium, que quiere decir comedor común de un colegio o convento generalmente con púlpito para un lector.