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Sabias consideraciones de Cicerón y Séneca

Empecemos por Cicerón cuando opinaba del sumo bien y del sumo mal, afirmaba que no le parecía justo que un filósofo hablara de moderar la concupiscencia, al igual que es absurdo considerar, que un hombre es avaro pero con moderación y al referirse al adúltero, diciendo  que este, lo es, pero moderadamente.

Juzgamos de acuerdo al criterio de los sentidos, dulce o amargo, blando o áspero, cerca o lejos, en pie o en movimiento, cuadrado o redondo y concluye ¿qué sentencia pronunciara pues la razón?
Así como el caballo nació para correr, el buey para arar y el perro para olfatear, así el hombre como dice Aristóteles, nació para dos cosas, para entender y para obrar, semejante todo a un Dios mortal.

Cicerón decía, que muchos filósofos por el contrario opinaban que ese divino animal llamado hombre, había nacido para la gula y para el deleite de la procreación, que proporciona esa dulce satisfacción del cuerpo, como si fuera una bestia torpe y lánguida, opinión que para el, era desde todo punto absurda.
Es obligatorio distinguir entre lo que es “Una excelente salud a una gravísima enfermedad” y no tratar de afirmar que no hay entre ellas, ninguna diferencia.

Platón le escribió al senador Arquitas, Conozca que no haz nacido para si sólo, sino para la patria y para los suyos. “Un alma noble y excelsa huye de la temeridad y no ofende a nadie con acciones protervas, además teme hacer o decir algo que parezca poco varonil. “Que cosa más torpe, que depender la vida del sabio, del parecer de los ignorantes”. ”No todo es honesto, porque cuente con el aura popular, yo diría, afirma Cicerón, “No todo lo que cuente con el beneplácito popular, puede llegar a ser honesto”.

El autor en su obra “La Republica”, que publicó en el año  51 A de C., en la que exponía su pensamiento político,  habla de un cónsul romano que concertó con los habitantes de Numancia una paz desventajosa para Roma y el Senado lo llamó “malvado astuto” y a quien después  condenó al destierro. Esa  personalidad la describía el filósofo, como un hombre que hablaba, para que, el vulgo profano, lo aplaudiera y agregaba que su color era excelente, integra su salud y grande su cortesía.

Aunque el sabio pudiera ser desdichado, me guardaría yo mucho de no tener en gran precio, esta gloriosa y memorable virtud.
Como todo tiene su fundamento en la naturaleza, necesario es que de ella proceda también la misma sabiduría y como así mismo sucede, que así como llegamos a apreciar más al recomendado y olvidamos a aquel que nos lo recomendó, no es de admirar que habiéndonos puesto la naturaleza en manos de la sabiduría, lleguemos luego a estimar la sabiduría, más que a la misma naturaleza.

Solo la sabiduría es plena y perfecta en sí misma, lo cual no sucede con las demás artes.
Todo lo que procede del hombre sabio, debe ser perfecto en todas sus partes y así como es pecado hacer traición a la patria, afrentar a los padres, robar los templos y otras mil acciones, así también lo son el temor, la tristeza y la liviandad.

Las perturbaciones  de ánimo que hacen miserable y acervan la vida de los ignorantes, es llamada por los griegos pasión y yo la llamaría enfermedad. Se consideran perturbaciones porque no son más que un afecto vicioso.
¿Quién puede tolerar a un hombre que vive impura y afrentosamente?  “Nunca he podido apreciar a los hombres sórdidos, vanos, ligeros y fútiles.

Así,  como las leyes anteponen la salud de todos a la de cada uno, así,  el varón bueno, sabio , obediente a las leyes y no ignorante del deber civil, atienda más la salud de todos,  que la de cada uno o la suya propia.
Es igual de vituperable el traidor a la patria, como el que abandona la común utilidad, por la suya propia. El hombre esta ligado por los vínculos del derecho, pero ningún derecho cabe entre los hombres y las bestias.

Es tal la naturaleza del hombre, que esta unido a todo el resto del género humano, por el derecho civil, por esta razón, el que lo conserve será justo y el que lo quebrante será injusto.

Sila, que no supo regirse a si mismo ni a los suyos, se declaró dictador y dueño del pueblo romano, fue siervo de tres pestilentes vicios, la lujuria, la avaricia y la crueldad.

Se concluye, que justamente todas las cosas buenas son de sabios, porque son los únicos que saben hacer uso de ellas. Lo llamaremos hermoso, porque las líneas del alma, son más hermosas que las del cuerpo y lo llamaremos libre, porque no obedece al dominio de nadie, ni siquiera al de sus propias pasiones y le llamaremos invicto, porque su cuerpo puede ser encadenado, pero su alma tiene la capacidad de llegar feliz, a las hogueras preparadas por Ciro. ¿Qué cosa habrá mas adorable que la filosofía o cual mas divina que la virtud?
Después de efectuar esta caminata filosófica con Cicerón, llegamos a Séneca, que no difería mucho del pensamiento del anterior.

Séneca consideraba, que entre los hombres buenos y lo divino, existe una gran amistad mediante la virtud. Más aún cierta familiaridad y semejanza, Dios no tiene en delicia al hombre bueno, lo prueba, lo endurece y lo prepara para sí.

Pesado es ser precedido de honores por los más viles. Sócrates bebió la poción mezclada con el veneno preparada por el verdugo como bebida de inmortalidad y disputó hasta la muerte,  la muerte misma. Platón cuenta, como Sócrates, habló de la inmortalidad del alma, hasta que se bebió la copa de cicuta.

Ser siempre feliz y pasar la vida sin ninguna mordedura en el alma, es ignorar la otra mitad de la naturaleza.

Te juzgo desgraciado porque nunca fuiste desgraciado. “Pasaste la vida sin un adversario, nadie sabrá cual era tu fuerza, ni siquiera tu mismo”.

Admitía que todos esos que andan con toga y púrpura, como si estuvieran buenos, son enfermos con colores de sanos.

A los sabios, jamás les afectará las injurias, los daños y dolores, las ignominias, los cambios de lugar, las orfandades, las separaciones, ni los ataques de sus enemigos los entristecerán, serán superiores a todo esto.

Haz de conocer al piloto en la tempestad y al soldado en el combate. ¿Cómo puedo saber el ánimo que tengas para soportar la pobreza si abundas en  riquezas?

“La parte mas fuerte del cuerpo es la mas trabajada por el frecuente ejercicio”
Los estoicos admitían que la materia origen del mal, condiciona la actividad divina.
Eso mismo que se llama morir, por lo que el alma se separa del cuerpo, es tan breve que no se puede sentir tanta velocidad, ya sea que un nudo apriete la garganta, ya sea que el agua impida la respiración, ya sea que la dureza del suelo, quebrante la cabeza al caer o que sorbiendo el humo del fuego te interrumpa el curso del aliento, sea como fuere, la muerte es rápida. No os avergoncéis, porque tanto tiempo tememos, lo que tan pronto se hace.

Así, como las cosas celestiales escapan de las manos humanas y ningún daño padece la divinidad, de los que destruyen los templos y funden las estatuas, del mismo modo cuanto se hace contra el sabio por maldad, petulancia o soberbia, queda frustrado, aunque  sería mejor “Que nadie quisiera injuriarlo”.

Las fuerzas de un hombre sabio, deben ser iguales a las de un General. La fuerza de un Jefe militar en armas y en hombres, es su tranquila seguridad con que da órdenes,  en tierra de los enemigos.

Por los comentarios anteriores, podemos apreciar que estos dos filósofos, tenían una similar forma de pensar, como lo dejó plasmado Séneca en su obra “de la tranquilidad del animo y del ocio”, en donde refleja una respetuosa devoción por Marco Poncio Catón, “El joven” al cual, en forma permanente cita, como un gran ejemplo de la virtud estoica y quien además fue asesinado, por orden del triunvirato integrado por Cesar, Pompeyo y Craso.

Abelardo Giraldo. 08/06/14
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