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Sevilla siglo XXI

Algunas personas me preguntan porque quiero tanto a Sevilla, y yo les contesto, no puedo dejar de volver los ojos a esa tierra donde nací, el corazón se me aprieta y una ola de amargura llega a mi cerebro, porque muchos  recuerdos, tratan  de taladrarme el alma.  

A veces quisiera sentarme en el parque y  comerme un bistec con un delicioso café Ginebra, sin ser perseguido por nadie,  ni siquiera por las turbas  de amigos  aduladores y así poder expresar: “oh sana libertad, jamás tendremos con que pagar tus caricias, he sentido tus besos en mi frente”.

También,  he descubierto que es un gran error tomar demasiadas precauciones en la vida, pues cuando el destino se rebota, las echa a perder en un instante.

Vivir en sobriedad y mesura, no complicar la vida, hacerla fácil para todos, este es el secreto de la dicha y  la grandeza de los pueblos. Seguir las leyes sabias y comprender que,  la beneficencia envía al enfermo una camilla, la filantropía se acerca a el  y la caridad le da la mano”. 
Sevilla es un pueblo en donde, 500 personas piensan por sí mismas, las demás piensan por cuenta del vecino y la gran mayoría no piensan de manera alguna, esta última es la más numerosa.

Algunos de nuestros escritores y periodistas, han perdido la iniciativa y su sagrada libertad, convirtiéndose en lacayos de la opinión.

Me han informado que en mi pueblo es muy fácil congraciar con las mujeres jóvenes e imposible resistir el carácter de las veteranas, que además, las personas que se han tratado largo tiempo y que parecen estimarse, “una nimiedad”, les hace romper esa gran amistad y llegan incluso a odiarse. 

Los políticos se la pasan injuriándose entre ellos mismos, sin que el pueblo advierta siquiera su presencia.

No obstante, he encontrado que Sevilla ha sido cuna de inspirados poetas, excelentes escritores y brillantes  hombres de teatro, aunque no ha tenido connotados filósofos, sus costumbres son puras y  algunos se han destacado como  hombres de ciencia,  entre ellos,  eminentes  médicos.

Nosotros los egresados del colegio, no deberíamos  olvidar el legado que nos han dejado Inglaterra, España  y Francia con esa abundante y rica  literatura,  Grecia y Alemania con su alta filosofía, lo mismo que ese espléndido  arte, con que ha brillado Italia. 

Me comentan que en Francia, el número de librerías es asombroso, que incluso muchas veces hay que hacer grandes colas para adquirir un libro y generalmente las personas que atienden, les hablan  a  los lectores, sobre  las últimas producciones literarias,  con un acierto y sagacidad sorprendentes.

Tengo entendido que en mi pueblo contamos con una buena Biblioteca  y gozamos de una hermosa y muy bien dotada Casa de la Cultura,  las cuales  últimamente han estado muy activas,  pronto tendré la oportunidad de visitarlas.

Algunos opinan que a nosotros los sevillanos se nos ha venido acabando el instinto vital, que somos decadentes, que todavía creemos que el bien y la verdad, se buscan por sí solas, esa razón nos impide encontrar el cambio y que además los políticos nos han dejado impotentes. 

Se nos ha olvidado que cuando todo se descompone y los cuervos empiezan a revolotear sobre la carne podrida, se hace necesario atajar la gangrena con un bisturí, hay que cortarla.

Hoy por hoy, lo que vislumbramos para el futuro, no tiene nada de prometedor, si no nos sacudimos ese adormecimiento, veremos los campos desecados, hombres hambrientos, el nepotismo dictando órdenes, la injusticia erigida en sistema, la frivolidad soltando carcajadas estúpidas, además de una mezquina política, envenenando las inteligencias más altas y los más nobles caracteres.

Se nos hace cada día más inaudito que en el mundo existan gobernantes déspotas hablándoles de  libertad a sus pueblos. Lo mismo ocurría en la antigüedad, Tiberio, Calígula, Nerón, Hitler y Stalin, estos monstruos, vergüenza del ser humano, fueron excelentes personas antes de subir al trono. 

Pero mi consejo es que debemos ser estoicos, como lo fuera en su época Seneca, fuertes de carácter ante la adversidad y el dolor, evitando que el engaño siga haciendo de nosotros, “sus victimas”.

Por| Abelardo Giraldo 06/25/15.
Imagen de ilustración| Redes sociales