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La corrupción llego a Honduras

“Este no es un presidente, es un delincuente”. El slogan que estuvo utilizando, la multitudinaria marcha de las antorchas,  en Tegucigalpa Honduras.

El uso ilegal del oficio público para beneficio personal sigue haciendo de las suyas. Un nuevo caso de corrupción acaba de presentarse en Honduras,  La Hermosa Villa”, como la llamaron  Gil González Dávila, Cristóbal De Olid y Francisco De Las Casas, cuando fueron enviados por Hernán Cortez a conquistarla,  pero uno de ellos, Cristóbal De Olid  lo traicionó y quiso quedarse con las tierras, los desafueros que despertaba la codicia,  generaba infinidad de conflictos, se presentaba entre ellos choques armados y muchas muertes por la titularidad de las mismas.  En el año 1818, un tesorero municipal dejó en cero el ayuntamiento y se sustrajo  $26.659 pesos plata, este primer corrupto denunciado por la historia de Honduras, se llamó,  José Manuel Midence.

Actualmente, el sistema hondureño de seguridad nacional que está en la quiebra,  arrastra denuncias por corrupción que superan los 350 millones de dólares,  los implicados están profundamente vinculados a los gobiernos de Porfirio Lobo y al actual mandatario Juan Orlando Hernández.

Un periodista de nombre David Romero, publicó cheques y empresas de maletín que sustrajeron  dineros del Instituto Hondureño del Seguro Social “IHSS” hasta llevarlo a la bancarrota.

Una red dirigida por el Director del Instituto, Mario Zelaya, durante el gobierno del presidente Porfirio Lobo, (2010- 2014), se gastó de manera fraudulenta 120 millones de dólares, provenientes de la caja destinada  a la compra de medicamentos para el sistema sanitario y pago de pensiones por vejez e invalidez.

Parte de estos dineros terminaron en las arcas del partido al que pertenece el actual gobierno. Zelaya fue detenido después de una espectacular fuga por varios países y con su captura se descubrió que además de él, existían  18 personas más,  entre las que figuraban ex ministros y ex diputados.

Estos Señores sobrevaloraban en más del 100% los productos y servicios requeridos para la seguridad social de los hondureños y un grueso número de inescrupulosos empresarios locales, se prestaban para el robo,  pagando además jugosas  comisiones a estos detestables y vulgares administradores de la salud.

Al parecer,  el presidente Hernández, está removiendo miembros de la Corte Suprema y del Poder Judicial, que han iniciado investigaciones por los mencionados actos de corrupción, actitud que viene siendo ampliamente cuestionada por los sindicatos y altas personalidades de la política nacional.

A través de las redes sociales los jóvenes se han convocado para la realización de grandes marchas, y las  han denominado como “La Marcha de Las Antorchas”.

La primera se realizó en Tegucigalpa, la capital,  en donde con una vigilia de antorchas, se recordaron a todos aquellos que murieron,  por no haber sido atendidos oportunamente en los hospitales del Estado,  precisamente por  falta de recursos económicos en el  Instituto del Seguro Social

Después hubo réplicas de estas marchas, en ciudades como San Pedro Sula, Siguatepeque, Choluteca y Comayagua.

La diputada Gabriela Núñez,  desde Tegucigalpa, en entrevista con CNN, se consideró profundamente consternada,  debido a  esa gran ofensa social, que ocasionó  el desvío de  los dineros que favorecen al pueblo. Hizo pública su denuncia afirmando que a pesar de haberse descubierto este desfalco, existe una rampante impunidad, que los actos de corrupción continúan y no se ha detenido a ninguno de los implicados bajo la actual administración. 

El clamor de la gente es,  que se haga  justicia,  que los actuales actos se investiguen hasta sus últimas consecuencias y  se les aplique todo el peso de la ley  a estos indeseables  infractores.

Como no hay confianza en las instituciones, las organizaciones sindicales y grandes líderes sociales, están pidiendo urgentemente una veeduría internacional, pero el presidente  Juan Orlando Hernández,  es renuente y gran opositor a cualquier intervención extranjera. 

Al comparar estos casos con los actos de corrupción ocurridos en Colombia, encontramos que existe una diferencia enorme, si tenemos en cuenta la cuantía de estas ilícitas substracciones, en la sola capital de la República Santafé de Bogotá, el carrusel de las contrataciones desapareció recursos de la salud por $30.000 millones de pesos y realizó contratos de ambulancias que nunca existieron por $67.000 millones, sin contar los demás, que han sido de conocimiento público y ocurridos  durante la administración del Alcalde Samuel Moreno Rojas, próximo a salir en libertad. 

En Colombia, la corrupción toca administraciones municipales, gobernaciones, departamentos administrativos y concesionarios del estado a todo nivel.
Abelardo Giraldo| 06/10/15.
Imagen| Redes Sociales.