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Recordando con nostalgia

Hace pocos meses  estuve en mi pueblo y me parecía estar viviendo un poema de Walt Witman, cuando en  El canto a mi mismo”, expresaba:  Me celebro y me canto a mí mismo/Y lo que diga ahora de mí, lo digo de ti/ porque lo que yo tengo lo tienes tú/ y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también//  /vago …e invito a vagar mi alma/ vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra/ para ver cómo crece la hierba del estío/. Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí/ de esta tierra y de estos vientos/ me engendraron padres que nacieron aquí/ de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,/ de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también…/”

El filósofo Epicteto, decía: “Engrandecerás a tu pueblo, no elevando los tejados de las viviendas, sino las almas de los habitantes”

Y haciendo remembranza del Dr. Hugo Toro Echeverry, he encontrado que las personas que viven entregadas a causas legítimas, generosas y nobles nunca mueren, porque a pesar de haber sido   vilmente asesinados, la sangre derramada por ellos, contribuye a  fertilizar  la unidad y la esperanza de los  pueblos.

Hubo una época aciaga en que era grotesco reclamar justicia, en que no tenía ningún sentido, señalar negligencias y omisiones, rechazar remedos de investigación, lo mismo que denunciar  intereses mezquinos, traiciones o deslealtades.

La justicia es el elemento que cohesiona a las sociedades, porque es en torno de ella que se forja la cultura, se escribe la historia, se repudian los actos que nos avergüenzan y se reconocen los hechos que nos engrandecen.

En la medida que impere la impunidad, se alentarán las conductas que nos lastimarán como pueblo o como nación. Bertold Brecht, opinaba que la injusticia era humana, pero más humana era la lucha contra la injusticia.

Durante varias administraciones departamentales se han venido recibiendo partidas millonarias para arreglar el paso de La Cristalina y este es el momento que el problema sigue ahí,  que será de nuestro pueblo cuando ocurra lo mismo en la región de La Chillona, donde la carretera también amenaza con hundirse. Estamos siendo abandonados y si no se nos arregla la situación, vamos en camino a convertirnos en un pueblo fantasma, la población se vería obligada a marcharse, al no poder comercializar  su producción agrícola. 

Sevilla se convertirá en uno de esos  pueblos en calma en donde no correrá ni el aire,  solo la música y el alcohol, vibrarían en las noches para paliar su  abandono.

No sé, si sería prudente que Sevilla y nuestra hermana ciudad de Caicedonia,  miraran  la posibilidad  de vincularse al gran desarrollo del “Eje Cafetero” y pasaran definitivamente a formar parte de los pujantes pueblos del Departamento del Quindío.

Ha existido mucha desconfianza por parte de las poblaciones que habitan Sevilla y Caicedonia,  hacia las Administraciones Departamentales del Valle del Cauca.

El Valle,  solo nos ha dejado dolorosos recuerdos en tiempos pasados y los políticos o dirigentes residentes en Cali, suben a nuestros pueblos solamente en  temporada de elecciones, cuando en floridas campañas políticas,  usando grandes y festivos desplazamientos, llegan cargados de promesas. 

Sevilla está cansada de insistir ante esas indolentes administraciones departamentales para que le sean solucionados sus problemas, como  este, sobre la comunicación vial, pero no ha sido posible, una vez que pasan las elecciones nos dejan una retro excavadora por uno, dos o tres  meses y luego, a esperar hasta una próxima campaña electoral, para que se vuelva a reanudar el tema.  

Hay que entender que si alguien logra deslizarse con éxito por el resbaladizo terreno de la corrupción, sus paisanos, compatriotas, amigos cercanos o descendientes, patinarán y resbalarán allí, precisamente donde él triunfó.

Al parecer carecemos de Procuradurías, Contralorías o interventorías del Estado,  que fiscalicen el buen uso de las millonarias partidas, asignadas para tal fin.  

Veo muy pronto la cacareada disculpa usada en todos los tiempos por parte de administraciones anteriores, cuando cínicamente han expresado, Lamentamos profundamente no poder terminar la obra porque se nos acabó el dinero”.

Por| Abelardo Giraldo. 06/08/16.