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Benito Pérez Galdós


Este año, las letras en España están de celebración al cumplirse  los 100 años de haber fallecido este monumental hombre de las letras, Benito Pérez Galdós, uno de los mayores novelistas en lengua castellana, considerado  el segundo después de Cervantes y quien falleciera en la madrugada del 4 de Enero de 1920 en Madrid.

Fue novelista, dramaturgo, cronista y político español, la capacidad de trabajo de este escritor era extraordinaria,  sus biógrafos afirman que  visitaba tabernas, parques  y diferentes sitios para darle vida a sus personajes, empatizaba profundamente con las clases más bajas de la sociedad, encarnando una realidad indiscutible y sin demagogia en todo lo que describía, solía redactar  700 páginas cada tres meses, demostrando  con esto, que era incansable con la pluma.

Escribió 32 obras entre crónicas, literatura y  teatro. Su obra cumbre Fortunata y Jacinta, hace relación a la llamada brecha social que existe entre los miserables de arriba y los miserables de abajo. Aquí Galdós es muy cervantino y lleno de ternura. Su novela Misericordia, también de gran reconocimiento, fue llevada al teatro con un éxito escandaloso.

Nació en las Palmas, Gran Canaria, el 10 de mayo de 1843, intentó describir la burguesía española de su época, buscando sus orígenes en la historia contemporánea y  mediante el uso de la novela histórica. Fue un hombre comprometido, progresista, abierto, liberal, muy crítico con la intolerancia y el obscurantismo de un amplio sector de los españoles de su tiempo.

Su obra mayor Fortunata y Jacinta, fue publicada en 4 volúmenes entre 1886 y 1887, el gran narrador construye un vasto universo de ficción a partir de acontecimientos históricos. Amores apasionados recorren la burguesía enriquecida, ociosa, feliz, conservadora, con hábitos intachables, las clases medias que viven de su trabajo y que se esfuerzan por encontrar acomodo y educación, presionados por los conflictos y la relación entre clases.

La caracterización psicológica de sus personajes, su poderosa imaginación, sus tramas argumentales,  son la expresión de un gran talento,  que sitúa esta prodigiosa novela en la cima de la mejor narrativa del siglo XIX.

Sentía profunda admiración por Tolstoi y nunca pudo disimular su marcado pesimismo por el destino de España, como se lee en uno de sus últimos episodios nacionales, “Canobas” de 1912, al que pertenece este párrafo: “Los dos partidos que se han concordado para turnarse en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más,  que pastar en el presupuesto, carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros, dejando todo como hoy se encuentra  o peor y  llevarán a España a un estado de consunción,  que de fijo ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema económico, ni el educativo, no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes y legislar sin ninguna eficacia práctica”.

Sus obras fueron:  La sombra (1870), La Fontana de Oro (1870), El Audaz (1871), Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), La familia de León Roch (1878), Marianela (1878), La Desheredada (1881), El Doctor Centeno (1883), Tormento (1884), La de Bringas (1884), El amigo manso (1882), Lo prohibido (1884-85), Fortunata y Jacinta (1886-87), Celin, Trompiquillos y Theros (1887), Miau (1888), La Incógnita (1889), Ángel Guerra (1890-91), Torquemada en la hoguera (1889), Realidad (1889), Tristana (1892), La loca de la casa (1892), Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894), La de San Quintìn (Teatro) (1894), Los condenados (Teatro) (1895), Voluntad (Teatro) (1895), Doña Perfecta (Teatro) (1896), Torquemada y San Pedro (1895), Nazaria (1895), Halma (1895), Misericordia (1897), Mariuccha (Teatro) (1903), El Abuelo (1904), Casandra (1905), El caballero encantado (1909), La razón de la sinrazón (1909).

Ese 4 de enero de 1920, 30.000 personas entre menestrales, obreras y madres de familia de las clases más humildes, lo acompañaron en esa fría tarde, rumbo al eterno exilio.

Abelardo Giraldo
01/19/2020.