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Reflexiones

Texto de Abelardo Giraldo López

En la actualidad estamos viviendo en una falsa estabilidad, las temperaturas mundiales siguen aumentando hacia el punto crítico de 1.5 grados centígrados y los científicos no se cansan de alertarnos de que si se supera este umbral, vendrán cambios drásticos en el clima, dando paso a una era de gran sufrimiento humano, porque tendremos que sobrevivir en  condiciones meteorológicas extremas, hambrunas, inundaciones, huracanes, sequías y olas de calor,  a una escala que amenazaría la vida de millones de personas.

El cambio climático es generado por la ambición desmedida de un sistema económico dominante que lo único que le importa es la acumulación de capital a toda costa y se basa en tomar ganancias a “corto plazo” sin importarle las consecuencias negativas a “largo plazo”, con su consiguiente daño ecológico.

El uso continuado de los combustibles fósiles, son un ejemplo de esto, la creencia de que el crecimiento de la producción, el consumo y la acumulación de capital, puede continuar sin cesar, sin pensar, sin límite alguno en un planeta con recursos finitos, degradados y limitados.

Si Trump,  pierde en las próximas elecciones, los Estados Unidos volverán al acuerdo de París”.

Necesitamos ver que algo bueno suceda, mientras estemos en nuestro planeta, que las nuevas generaciones tomen sus posiciones con gran activismo, que obliguen a los políticos y a las organizaciones internacionales a tomar medidas. “Nuestra esperanza es que la juventud, venga al rescate,  con fuertes movimientos de supervivencia”.

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Ahora, si nos vamos a Colombia, encontramos que debido a las políticas laborales del Señor, Álvaro Uribe Vélez, su representante Iván Duque, en su reciente reforma firmada en plena pandemia, declaró por decreto que los trabajadores colombianos, se desempeñen  como en la esclavitud, laborando durante 12 horas sin retribución por horas extras, no habrá compensaciones por días libres complementarios, que dispongan de un solo retrete y quien lo utilice, deberá registrarse en una lista de ausencias a través de un control electrónico. Ningún empresario privado podrá pagar horas extras a ningún trabajador, sin autorización del gobierno, porque si lo hace, estaría violando la ley.

De aquí concluimos, que se trata de un gobierno que está aplastando con fuerza y sin miramientos a su pueblo. Las instituciones que representan la democracia de nuestro país, están siendo administradas por secretarios, que le deben guardar fidelidad al presidente a toda costa, porque han sido nombrados por él.

A estos secretarios, solo les queda la alternativa de renunciar o jurar lealtad a quien los nombró. Alguno de estos secretarios que se distancie públicamente del presidente, puede estar seguro que tendrá mala prensa y además será removido del cargo.

El presidente puede buscar sus colaboradores en cualquier sitio; en su partido, en la industria, en los bancos, en los lobbys periodísticos, en los medios de comunicación, etc.

En Colombia se considera un gran honor, ser llamado por el presidente y casi nadie se le resiste, pero creo que puede llevarse algún chasco, con lo que encuentra en el mercado libre.

Pero muchos de los que giran en la órbita del presidente, después escriben libros y no dejan títere con cabeza,  incluyéndolo a él,  o a sus allegados más inmediatos.

Los funcionarios más volátiles en sus cargos, son aquellos que pertenecen al Ministerio de Relaciones Exteriores, terminando los cuatro años, todos son removidos y enviados a la calle.

Recuerdo una frase que leí, cuando en USA, el presidente Reagan, pronunciaba en campaña, “os quitaré de encima al estado” y lo hizo, porque durante su gobierno, cambió bastante el clima social del país. Les fueron quitadas muchas cargas al ciudadano. Él, se mostraba como un médico que quería ayudar y no como un patólogo que hace autopsias a los cadáveres.

En Colombia, el camino al infierno esta labrado con buenas intenciones, porque según algunos políticos que cuentan con una gran masa de seguidores, muchos de los crímenes que allí han ocurrido, se realizaron con muy buenas intenciones.

No dejemos de leer a profundidad, la letra pequeña de las reformas que nos imponen, los que nos gobiernan.

Max Weber, nos recuerda que el Estado es una relación de dominio de unos hombres sobre otros, mantenida por la violencia legítima. Se necesita pues, que los dominados “se sometan”, a la autoridad que reclaman como propia, los dominantes del momento. No olvidar que el Estado, se nos presenta como la única fuente del “derecho” a la violencia.

El que hace política, ambiciona el poder, el poder como medio para el logro de otros fines (ideales o egoístas) o el poder “por el poder”, para el goce del sentimiento de prestigio proporcionado por el poder. Estas han sido las profundas reflexiones de este gran sociólogo alemán del siglo pasado.

Abelardo Giraldo López.   10/14/2020.