La Guerra que
esta viviendo nuestro país es tan compleja que sin profundizar voy a atreverme
a considerarla dentro de un somero
análisis.
En 1984 el
Presidente Belisario Betancourt, firmó los acuerdos de la Uribe con las
organizaciones guerrilleras, estableciendo el cese al fuego, la celebración de
un diálogo nacional y la puesta en práctica de amplias reformas en lo
económico, político y social.
Sin embargo,
estas reformas no se llevaron a cabo, porque esas largas deliberaciones y
extenuantes reuniones, que alentaban los ánimos y las esperanzas de los
ciudadanos en esta atribulada nación, terminaron olvidadas por el Gobierno Nacional, después
de haberse firmado el acuerdo.
Lo mismo
ocurrió con la insurgencia, que se limitó solamente a aprovechar esa tregua
militar para organizar LA LUCHA DE MASAS en las grandes ciudades.
Idénticos
resultados se registraron durante los gobiernos de Gaviria y Pastrana.
Actualmente
Colombia, tiene una oportunidad única para sacar adelante este proceso de paz,
las condiciones nunca antes, fueron tan
especiales como ahora, aunque algunos dirigentes y gran parte de la población
civil no están completamente de acuerdo, estos diálogos gozan del beneplácito
de la comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos.
Pero la pregunta
que se hace el pueblo colombiano es: Que sucederá después de superados los tres
puntos en discusión; 1.- Las conversaciones de paz, 2.- La firma del acuerdo.
3.- Se presentará la posibilidad de que los miembros de la guerrilla, una vez
desmovilizados, regresen al campo y a las ciudades para continuar con sus
actividades criminales?
Analistas político
sociales, consideran que actualmente no hay evidencia de que exista alguna
facción disidente de las FARC, pero aseguran tener conocimiento de que, esta
organización tiene un frágil control sobre algunos de los frentes más remotos.
Servicios de
inteligencia militar han confirmado que solamente el bloque Sur y el bloque
Oriental, son los que acatan órdenes
directas del Secretariado.
Lo que se teme,
es, que en el post- conflicto, surja un tercer escenario criminal conformado
por todos aquellos desmovilizados, como ocurrió con las autodefensas unidas de
Colombia “AUC”, muchos de cuyos hombres conforman las BACRIM, que hoy suelen
denominarse bajo el apelativo de Urabeños y Rastrojos.
Concluyen
también, que no hay mucha diferencia entre las formas que utilizan las Farc y
las Bacrim para obtener sus recursos.
Además. Estos
grupos han evolucionado tanto, que sus modalidades han venido registrando
grandes cambios.
Mientras LAS
FARC, operan de civil entre la población y tienen en sus milicias expertos en
explosivos y franco-tiradores. Las redes criminales o Bacrim, manejan negocios
de alto riesgo, utilizan la tecnología, tienen base de datos, unidades de
inteligencia, realizan seguimientos y escuchas, etc., fuera de eso disponen de
narco-abogados, incorporan personas que han pertenecido a las fuerzas militares
y se valen de la corrupción política, judicial y militar, para ocultar sus
desafueros.
Se han venido
especializando de tal forma que ya no basta con que el contratado sea un gran
matón, sino que además debe ser poseedor
de actitudes especiales, a estos los consideran como unidades móviles de increíble
capacidad.
El crimen
organizado cuenta con base operativa, financiera e institucional. La operativa
integrada por los encargados de ejecutar la extorsión y el sicariato. La
financiera que la ejercen abogados y
banqueros, y la institucional, que es la encargada de sobornar y comprar
policías, jueces y políticos.
Diariamente en
los noticieros y periódicos nacionales, se publica la escandalosa relación que
existe entre la clase política y las bandas criminales, situación que les
permite a Concejales, Representantes y Senadores decidir, “QUE SE DEBE LEGISLAR
Y QUE NO”.
Los banqueros
son utilizados para blanquear dinero, comprar bienes raíces, carros de
alta gama, piedras preciosas, incluso
el uso de paraísos fiscales.
Estos
carteles neo-paramilitares han venido
controlando desde el narcotráfico, lavado de activos internacionales, juegos de
azar, prostitución hasta la infiltración de la vida política y económica del
país.
En el 2006,
operaban en el país, 33 grupos criminales. En el 2012, solo existían 6 y según
un estudio efectuado por EL NUEVO ARCO IRIS, esta disminución se debe a que se
han consolidado.
Grupos como los
Paisas y los Machos, han sido absorbidos por los Rastrojos y los Urabeños,
organizaciones que surgieron de la desmovilización de las Autodefensas y de la
fractura del cartel del Norte del Valle.
Estos grupos
actualmente controlan 1119 municipios de Colombia y utilizan la violencia
ilimitada para generar terror y obediencia en estas poblaciones.
Abelardo Giraldo-09/14/13