El programa nuclear de
Irán, se había iniciado con el respaldo de los Estados Unidos en 1957, cuando
el Shah de Irán, gobernaba ese país,
pero, al ser derrotado éste, por la Revolución Islámica en 1979, le fue
retirado el apoyo, por parte del país norteamericano.
Desde esta ocasión, se
vino acrecentando una inmensa preocupación por la alta producción de uranio en
sofisticadas centrifugadoras que quedaron técnicamente instaladas, aunque Irán
siempre ha sostenido que su afán no son las armas nucleares sino la producción
de energía nuclear para su país y con fines pacíficos.
Se habían creado unas sanciones por parte de Estados Unidos, las
cuales fueron retiradas hace tres años durante el gobierno de Barack Obama, después de haber sido
elegido un presidente moderado y de gran temple
diplomático, Hassan Rouhani.
Se firmó un nuevo
acuerdo entre cinco potencias, todas ellas con armas nucleares e Irán, para el
desmantelamiento de su programa nuclear,
bajo el nombre de grupo P5 más 1, el cual aceptó Irán, cansado de ser el
malo de la película y considerado además,
como el gran gestor financiero de grupos terroristas.
La verdad es que,
han venido aprovechando esta situación para
expandirse e ir creando un nuevo imperio que viene desde Teherán hasta Bruselas
y de Beirut hasta Damasco. Los ayatola, han
organizado un arsenal estratégico, se han consolidado, organizando milicias chiitas que
combaten en Siria, en Yemen y otros lugares.
El año pasado, la
inteligencia de Estados Unidos, descubrió hackers iraníes, robando información
de gobiernos, de plantas petroleras y de
ministerios, en varios países.
Esta expansión
repentina nuclear, militar, de espionaje y cibernética, los países de Occidente
la están considerando como algo muy serio.
Irán, hoy goza de tremenda relación comercial con
China a la que le vende petróleo, lo
mismo con la Unión Europea, a la que también le vende, posee además una
estrecha amistad con Rusia y lucha a la par, en la erradicación del Daesh
en Siria.
La retirada de Estados
Unidos del acuerdo nuclear con Irán tiene sus
efectos colaterales, las primeras consecuencias se sintieron la semana
pasada, cuando el barril de petróleo alcanzó el precio de US.80 dólares. La
Unión Europea se reunió y acordaron que seguirán manteniendo el acuerdo. Las
relaciones de la Unión Europea y los Estados Unidos, se han venido fracturando,
situación que está favoreciendo a Rusia, como lo ha querido Putin.
De las cinco potencias
que se reunieron en Ginebra con Irán, Estados Unidos, Reino Unido, Francia,
Rusia y China, solamente Estados Unidos,
anuncia su retiro del pacto.
Irán reclama, porqué a
Israel no le exigen firmar tratados, si científicos norteamericanos han
afirmado que aunque Israel lo niegue, es poseedor de 80 armas atómicas.
Las potencias
occidentales se han venido retirando de las mesas de negociación, por
desacuerdos, frustración o animosidad.
Lo que sí es seguro, es
que, al abandonar el acuerdo nuclear con
Irán, los Estados Unidos ahondará más la brecha en sus relaciones con la unión
europea. Donald Trump, no solo rompió
las puertas con Teherán, también se alejó de Bruselas.
La retirada del acuerdo
del clima de París, el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén y el
rompimiento con Irán, son asuntos que van contra la política exterior europea y
van en contravía de los intereses del viejo mundo.
La respuesta de la Unión
Europea fue contundente, “el acuerdo continuará
en pié aunque Washington se hubiese retirado de él”.
La Unión Europea toma
esta decisión, con el fin de promover la idea determinada de conservar la
seguridad internacional.
Por | Abelardo Giraldo.
05/19/2018.