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Tema de gran reflexión ‘la muerte y sus ritos’


Todos estamos en la fila, delante de la parca, felizmente no sabemos en que lugar de la fila.-Ernest B. Black.

Más tarde o más temprano ha de salir la suerte, que os embarcara rumbo al eterno exilio.-Horacio.

A la muerte se le ha querido disfrazar de bruja famélica, desconociéndole el honor de la más tierna amiga, que se lleva nuestras preocupaciones, angustias y pesares, para luego dejarnos dormir placenteramente el sueño eterno. José Martí.

Escuché en estos días, en un programa de Caracol Radio que se llama 7 DIAS, una entrevista que le hicieron a un Señor Germán Antía, necrólogo de profesión y le preguntaron que se sentía después de abrir tantos cadáveres y el contestó “La muerte siempre está con nosotros”.

Hace dos años ,me tocó en Miami, acompañar a un amigo a su última morada y recordé algunos pasajes de su vida, siendo el taxista ,estacionaba el carro y hablábamos sobre las misterios de la muerte; yo le decía en ese entonces y citando a mi querido escritor VARGAS VILA.,que lo más democrático e igualitario que podía existir, eran los cementerios ,porque allí compartíamos habitación con individuos de todas las especies y naturalezas, que allí quedaban los despojos mortales de ricos y pobres, de empresarios ,de banqueros, de intelectuales, de escritores de todas las clases, quienes sin protestar, compartían la misma tierra, las mismas glorias y los mismos olvidos.

Cuando a mi amigo lo iban a encajuelar, el sacerdote al decir la misa y al tratar de interceder ante Dios por el difunto, en su sermón equivocaba los apellidos y los dolientes con voz quebrada por el llanto, le corregían a este embajador celestial, para que pronunciara bien su nombre.

Otra cosa, que me impresionó bastante fue una placa, que había a la entrada y decía “soy lo que serás y yo fui lo que tú eres”.

Para nosotros es bien claro que un funeral, es una ceremonia que se realiza para despedir a una persona y que la naturaleza de los ritos funerarios dependen, de la época, de la cultura, de la posición social y de las creencias religiosas que envuelven la familia del difunto.

Los diferentes ritos funerarios son embalsamamiento, de origen egipcio, cremación de origen hindú y sepultura que viene de los romanos.

A las figuras nacionales generalmente se les ofrece, funerales de Estado, que son acompañados con todas las pompas, bandas de guerra, asistencia de altos miembros del Gobierno, discursos fúnebres exaltando los servicios del finado con largas y ceremoniosas misas de Catedral.

Pues encontramos que a través de la historia, los funerales han tenido diferentes formas, que se han asociado a los antepasados y a las creencias en la otra vida. En Egipto, por ejemplo los funerales eran precedidos por un juicio público, si en vida, el difunto se había ajustado a las reglas, se procedía a los funerales, si no, era enterrado en una fosa común, que llamaban “tártaro”.

Los hindúes celebraban una ceremonia fúnebre, con ofrenda de alimentos y el cadáver se cremaba para luego esparcir sus cenizas en un rió sagrado.
Entre los judíos, los funerales duraban de 7 a 30 días, según su importancia en vida, si se trataba de príncipes o reyes. Durante este tiempo, los parientes ayunaban, asistían con la cabeza descubierta y descalzos, por lo general los cadáveres eran enterrados.

Entre los atenienses, el cuerpo del difunto era lavado y perfumado expuesto en el vestíbulo de la casa y se procedía a una ceremonia con gran solemnidad, tocaban instrumentos como la flauta o la lira, los hijos y las mujeres lanzaban agudos gritos, el cadáver era quemado en piras, se pronunciaban elogios al difunto y luego terminaban con banquete y vino.

En Roma se le quitaba al cadáver la sortija, se le cerraban los ojos, la boca y luego se le llamaba tres veces por su nombre. Posteriormente, el cuerpo era lavado, perfumado y revestido con los mejores trajes, se exponía en el vestíbulo de la caja mortuoria, el entierro se efectuaba siempre de noche y era acompañado por músicos, plañideras o llorones, quienes usando lacrimatorios de barro o de vidrio, hacían más agradable el espectáculo.

El cuerpo era llevado en una litera “feretrum”, sus parientes usaban velos y exhalaban gritos lastimeros, se pronunciaban en el foro, elogios al difunto, se incineraba, sus cenizas se recogían en una urna y se colocaban en el sepulcro de la familia, que denominaban “columbariun”.

Los primitivos cristianos, enterraban a los difuntos como los judíos y los cuerpos de los mártires eran inhumados en las catacumbas, pero después fue costumbre que las personas pudientes, fuesen enterradas en las Iglesias.

Terminando aquí, la historia de los ritos funerarios, quiero recordar la conferencia que un ilustre médico, nos diera en el Instituto Nacional de Medicina Legal en la ciudad de Bogotá, siendo yo estudiante de tantas cosas que quise hacer en mi vida.

Este gran discípulo de Hipócrates y maestro de la ciencia médica forense, nos hablaba de la gran comilona ‘post mortem’ y se refería al asunto así : “Actualmente cuando uno se muere, lo entierran generalmente cinco metros bajo tierra, si su deseo no es que lo cremen, claro está, y cuando tu cuerpo empieza el proceso de descomposición, la madre naturaleza te envía una emisaria, que no es más que LA GRAN MOSCA AZUL O LA GRAN MOSCA VERDE, ésta deposita en la tierra que está encima de ti, unos huevos, los cuales al contacto con la tierra y el hedor de tu cuerpo, se transforman en larvas que van incursionando a través de túneles subterráneos, hasta tus despojos, una vez allí, se transforman en PELUDOS Y ANILLADOS GUSANOS DE COLOR AMARILLO, que empiezan a engullir tan delicioso manjar de carnes blandas.

Cuando estos terminan y desaparecen como por encanto, llegan folclóricos los segundos invitados a la fiesta,”LOS ARACNIDOS” y aquellos ligamentos que los gusanos no pudieron digerir, son pacientemente consumidos por estos segundos glotones.
Pero como no hay fiesta sin terceros, llegan los últimos invitados “LOS ACAROS”,y como no hay carnes ni ligamentos que comer y su especialidad son las sobras, se ocupan de los huesos, los cuales con un apetito voraz empiezan a roer hasta convertirlos en polvo, es aquí donde se configura un pasaje bíblico,”POLVO ERES Y POLVO DE HABRAS DE CONVERTIR”.

Espero que no os asustéis, cuando hablamos de finados, pues son muchos los escritores que se han ocupado de estos temas: Edgar Allan Póe, en sus terroríficas historias, menciona a los muertos como protagonistas principales; García Márquez, escribió, “El muerto más hermoso del mundo y Los funerales de la Mama grande” y Joe Hill remata con su obra “El traje del Muerto”.

Estos son temas agradables y de indiscutible realidad.
Se dice que TANATOPRACTICO, en el argot forense, es quien arregla y maquilla los muertos.

Yo quisiera que cuando me muriera, el tanatopráctico que le correspondiera hacerle el último arreglo floral a mi faz, en vez de que me vean la putrefacción cadavérica, que expresa la desdicha de no existir, me vistiera con estilo, elegante como hicieron con Kennedy, sonrosado y plácido, destilando grandeza, historia y majestuosidad y que la Limosina que me transporte a la Necrópolis, ponga música clásica en su trayecto.

Que antes de mi siembra, aparezca un despistado serenatero y me cante “Puño de Tierra” o “Nadie es eterno en el mundo”, luego que me sepulten en medio de celebridades, de árboles centenarios, entre antiguos mausoleos y que las únicas que perturben mi tranquilizante silencio y descanso, sean las palomas.