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Haití

Vida política, cultura, costumbres y tragedia.
“La tierra es madre y tumba de la vida, es el útero y su sepultura” Chin Jua.
“La preocupación debe llevarnos a la acción y no a la depresión” Karnen Horney.
“El hombre cauto jamás deplora el mal presente, emplea el presente para prevenir las aflicciones del futuro” William Shakespeare.



La palabra Haití significa tierra montañosa en lengua arawaca. Haití es el único país de América, que conquistó su independencia en una guerra en que los esclavos exterminaron a los colonos y vencieron a un ejército colonial. Alejo Carpentier, en su obra “El reino de este mundo”, hace alusión al poder de decisión que tomaron los esclavos para ser libres e integralmente independientes, lo describe así: “Todas las puertas de los barracones cayeron a la vez, derribadas desde adentro, armados de estacas, los esclavos rodearon las casas de los mayorales y se apoderaron de las herramientas. El contador que había aparecido con una pistola en la mano, fue el primero en caer con la garganta abierta de arriba abajo, con una cuchara de albañil, luego de mojarse los brazos con la sangre del blanco, los negros corrieron hacia la vivienda principal, dando muerte a los amos, al gobernador y a todos los franceses”.



Haití es el único país en que una religión pagana el vudú, es practicado por la mayoría de la población. El único en donde la lengua de los esclavos “el creole”, se convirtió en lengua materna de toda la población, desciende de esclavos y es mayoritariamente negra.



Inicialmente esta población negra, siempre fue explotada en las fábricas, en las minas y en las centrales azucareras.



Cuando en 1492 Cristóbal Colón descubrió Haití, la bautizó como La Española y era habitada por los indios Arawak.



Limita al este con la República Dominicana, al norte con el Atlántico, y al suroeste con el océano Pacífico. El país es una serie de mesetas y bajas llanuras separadas por montañas y el clima es cálido y húmedo.



El grueso de la población activa, trabaja en el sector primario caña de azúcar, banano y café. Produce además azúcar, ron, tejidos y cigarrillos.



Tiene una población de 8.326.000 habitantes y una superficie de 27.700 Kilómetros cuadrados. Se han caracterizado porque poseen una religión contraria al cristianismo, una lengua diferente a la de los antiguos amos.



Un viento de rechazo contra el colonialismo, siempre se ha cernido sobre la isla.



En 1697, España cede a Francia mediante el tratado RYSWICK, el oeste de la Española, actual Haití. Próspera economía esclavista.



En 1794, es abolida la esclavitud y viene la proclamación de la república.



En 1795, toda la isla pasa a poder de Francia.



En 1804, se proclama la independencia del estado negro de Haití.



En 1825, Francia la reconoce como república.



De 1915 a 1934, Haití es ocupado militarmente por Estados Unidos.



1956 a 1971, vienen la dictaduras de los Duvaliers, primero Francois Duvaliers y luego su hijo Jean Claude (Baby Doc).



En 1986 Jean Claude, es depuesto por el General Henry Namphi a través de un proceso constituyente.



1991, inestabilidad política y es elegido Presidente Jean Bertrand Aristide, quien también es derrocado y posteriormente con los auspicios del gobierno norteamericano es retornado al poder en 1994.



En 1995 René Preval asume la presidencia.



2000, Aristide, único candidato a las elecciones, es elegido presidente.



2004, una revuelta armada fuerza el cese de Aristide y Boniface Alexander, le sucede en el cargo.



Haití duró 60 años sin contacto alguno con el catolicismo, así fue como el Vudú pudo expandirse a sus anchas y se convirtió en la religión de la gran mayoría de la población, “reservorio colectivo que alimenta nuestras almas y nuestros fantasmas”.



La dictadura de los Duvaliers obligó a muchos haitianos de todas las edades y oficios, abandonar el país.



Jacques Roumain, (1907-1944), fue el máximo exponente de la literatura haitiana, en su obra “Gobernadores del Rocío”, que abarca un espacio de tiempo desde 1904 a 1980, dice que la literatura haitiana ha tratado de expresar con la ayuda de la lengua francesa las emociones sentidas en “creole” y por eso los escritores se han esforzado siempre por conciliar las 2 lenguas utilizadas en el país.



De los 28 poemas escritos por Roumain y publicados por el periódico “Le revue indigene”, en 1928, están “Lluvia”,”Mediodía”,”Cien metros”,”Tormenta”,”Angustia”, Espera”,”Ausencia”,“Espejismo”, etc.



Aquí encontramos que se acentúa, “la tristeza del orgulloso, que busca su expresión y rehúsa la entrega en el desahogo fácil del sentimiento”.



Poetas haitianos destacados en ese entonces eran Thoby Marcelin, Carl Broward, y Emile Roumer. Al igual que estos, Jacques Roumier, deja entrever que subyace un sentimiento de fastidio y de desgano, ejemplo:



“Cada momento es como un siglo de hastío.



Una gran indiferencia entra en mí, con un sabor de ceniza.



Cada hora se estira monótona como una letanía”



Los haitianos miraban el francés con sus ojos “creole” y percibían lo que los separa y los diferencia.



En un poema llamado “Guinea” evocaban el África de sus ancestros.



Quiero citar lo que Roumier escribía definiendo la palabra “Lluvia”:



“Relámpagos, serpentinas gigantes bailan



retorcidas en los lienzos del cielo negro



la noche despliega sus velos tornasolados”



Afirmaba además refiriéndose al buró en donde permanecía la mayor parte de su tiempo,



“Mi mesa es una isla luminosa,



en la manta negra de la silenciosa noche”



Nicolás Guillén, en 1971, le hizo un prólogo a la obra de Roumier “La presa y la sombra”, que fue publicada en la Habana por Casa de las Américas.



Este intelectual negro de los años 30, que nos habló de los recorridos del alma, añorando sus ancestros y de los fantasmas perturbadores, herencia de la esclavitud, falleció en 1944. Fue gran amigo de Langston Hugues y de Nicolás Guillén.



Según el escritor Carlos Fuentes, refiriéndose al terremoto de Haití, dice que cuesta admitir que una catástrofe de tal magnitud se suma aún más a la tan desdichada nación caribeña en donde el 80% de sus habitantes sobreviven con menos de US $ 2 diarios, donde el promedio de vida es de 52 años, donde las ¾ partes de la población carece de agua potable y la mortalidad infantil es la más alta del continente.



Pero si la naturaleza es impía, más son los gobiernos que han pasado por Haití. El verdadero maleficio de Haití, no está en la imaginación literaria, ni en el folclor sino en la política.



Después de la ocupación norteamericana 1915 a 1934, Haití ha sufrido una sucesión de presidentes de escasa duración y una manifiesta ausencia de leyes e instituciones.



De 1957 a 1986, papa Doc Duvalier y su hijo Baby Doc cuyas fortunas personales ascendieron en proporción directa al descenso del ingreso de la población, el desempleo y la pobreza.



Patrimonialismo salvaje que intentó corregir Jean Baptista Aristide en 1990 y que después fue desplazado por el actual presidente René Preval.



Pero hoy el terremoto abre un nuevo capítulo de retraso, desolación y muerte.



Hoy el Presidente Obama ha dispuesto medidas extraordinarias de auxilio, unos dicen que lo hace por gran solidaridad con sus hermanos de raza y otros aseguran una posible invasión, no obstante sin ser proyanqui, la infantería de marina que llegó allí, ha traído orden, fin de la violencia callejera y piensan adelantar programas de obras públicas.



Dice Carlos Fuentes que estas actuaciones no traerán la libertad ni acabarán con la brutalidad subyacente de la vida haitiana.



“Haití no debe ser noticia hoy y olvido pasado mañana”.



Cordialmente,
ABELARDO GIRALDO.



P.D.
Envío un reconocimiento especial a mi talentoso y gran amigo Alfredo Vargas, por quien gracias a su contribución, se hizo posible la elaboración del presente artículo.