Los atenienses nos dejaron un legado, un ideal, una forma, lo que hoy en día llamamos DEMOCRACIA, en donde el pueblo hacía parte del gobierno, directa o indirectamente, pues fue allí donde se practicó por primera vez.
Pericles hizo una apología maravillosa de la Democracia en su fúnebre discurso a los muertos después de la guerra del Peloponeso que libraron los atenienses contra Esparta.
Abraham Lincoln, la consideró como un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
En este sistema se reconoce la igualdad y dignidad de todas las personas, sin distingos de raza, religión, sexo o condición social.
Lo contrario a la Democracia son los gobiernos totalitarios.
En los países democráticos se garantiza la libertad de expresión, las elecciones libres, el derecho al voto a elegir y ser elegido.
Los Derechos de las personas, jamás deben ser tocados, entre ellos la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de asamblea o asociación, la libertad de religión y son las mayorías las que también le ceden derechos a las minorías.
El gobierno es constitucional, una serie de leyes que han pasado por el parlamento y que quedan radicadas en una carta magna llamada CONSTITUCION.
Existieron dos hechos o circunstancias afines que reafirmaban la democracia, estos fueron la Declaración de los Derechos del Hombre promulgada por la Asamblea Nacional de Francia en 1789 y la Constitución de los Estados Unidos en 1776.
En días pasados leyendo la página editorial de un periódico impreso en Medellín, que se llama EL GAVIERO, escribían que” las democracias de hoy son seudo participativas y seudo representativas que se amparan en un ideal bellamente escrito en la constitución pero que en la práctica no son más que dictaduras democráticas en donde existe rebatiña por el poder del Estado, en donde mediante la violencia se intimida, se usurpan tierras, se tortura, hay exiliados y desplazados en el que los ciudadanos no ven ningún futuro prometedor”.
Si observamos los gobiernos democráticos de Latinoamérica encontramos que en estos países en nombre de la Democracia, se han cometido los delitos más atroces contra los derechos humanos.
Albert Camús decía que la única moral capaz de hacer el mundo vivible, es aquella que esté dispuesta a sacrificar las ideas todas las veces que entren en colisión con la vida.
A principios del Siglo XX, los desheredados y pobres de espíritu, tuvieron gran esperanza en que se iban a abolir las desigualdades, se terminaría con la explotación del hombre por el hombre, desaparecerían los nacionalismos y que la tierra sería regida por ideales de libertad; se hablaba del SOCIALISMO.
Pero resultó que no fue así, en nombre de esa doctrina libertaria e igualitaria, millones de hombres fueron llevados a campos de concentración o simplemente exterminados, se implantaron regímenes totalitarios implacables, naciones poderosas invadían y colonizaban naciones pequeñas y débiles, se vivía una situación más terrible que la época de los inquisidores medievales.
Y mientras Lyndon B Johnson en nombre de la democracia, invadía con sus marines a República Dominicana, Brezhnev invadía y destruía con tanques la hermosa ciudad de Praga, se creaban en nombre del socialismo los gulags, las purgas y los hospitales psiquiátricos para los inconformes.
En Norteamérica en nombre de la democracia se prohibía el derecho a la huelga y a quienes infringieran esta prohibición se les obligaba al trabajo forzado el cual con sarcasmo lo denominaban trabajo voluntario.
Hoy en los países socialistas mientras la sociedad vive con escasez y sacrificio (excepto la clase burocrática), se fabrican armamentos con capacidad de desaparecer diez veces el planeta.
Con la tiranía, con la brutalidad, con la explotación, las democracias de hoy y el socialismo del presente, han derramado tanta sangre que sería imposible contabilizarla.
Los ejércitos de estos gobiernos solo han venido ganándoles la guerra a sus propios pueblos.
No olvidemos que en nombre del anticomunismo el General Pinochet, cometió infinidad de crímenes de lesa humanidad y en nombre del socialismo y del Islam, el coronel Gadaffi, patrocinó y financió, terroristas con capacidad de volar aviones, tomarse territorios y lanzar bombas.
Lo de hoy no se diferencia en nada a lo que hiciera Godofredo de Bouillon, Jefe de LOS CRUZADOS, quien después de tantas proezas para dirigirse a Jerusalén a defender los lugares santos, culminó su viaje pasando a cuchillo en nombre de Dios a todos los residentes de la ciudad Santa, incluidos ancianos, mujeres y niños, tildándolos de impíos.
No es mucho lo que hemos progresado, incluso las perspectivas aún son más sombrías.
André Malraux, expresaba, que la situación política que estábamos viviendo sería muy complicada para los historiadores del futuro porque tendrían que llegar a la conclusión de que la izquierda no es la izquierda, la derecha no es la derecha, y que el centro no está en el medio y que por lo tanto estaríamos entrando en una profunda confusión.
Hoy las nociones de justicia, democracia, derecho, libertad, progreso, socialismo, revolución, no significan nada.
Esta semana el comandante Fidel Castro afirmaba que el modelo cubano ya no servía ni para los mismos cubanos.
Debemos tener en cuenta que el poder sea del matiz u orientación que sea, reprime, encarcela, censura y mata, así esté enclavado en la derecha o en la izquierda.
Mario Vargas Llosa, define el poder actual más crudamente, así: Más hambre, menos trabajo, más ignorancia y menos libertad.
Es en los poderes en donde se genera el abuso, el poder político, el poder económico, el poder militar, que influyen e inciden en la vida de las personas y las mantienen bajo estricta vigilancia.
Entendamos que si alguien es torturado, asesinado, discriminado o explotado, todos estamos en peligro.
Hay que reconocer que a través de la historia humana siempre ha existido el abuso del más fuerte contra los débiles, el rico contra el pobre, el armado contra el inerme, el que disfruta de las mieles del poder contra el que lo sufre.
Cordialmente,
Abelardo Giraldo.