Autor Abelardo Giraldo
Se dice que Policarpa Salavarrieta fue una mujer de radiante belleza, portadora de gran fortaleza física, mestiza, forjadora de sueños e ilusiones de libertad, que gozaba de una profunda sensibilidad natural, porque irradiaba vida, creaba amor, abría su corazón limpiamente, consolaba al desesperado y sobre todo, sembraba la semilla de la esperanza a través de sus sueños de independencia.

Al llegar al patíbulo y cuando los soldados se disponían a fusilarla alzo su voz y dijo “”PUEBLO INDOLENTE”, CUAN DISTINTA SERIA HOY VUESTRA SUERTE SI CONOCIERAIS EL PRECIO DE LA LIBERTAD, PERO NO ES TARDE. VED, QUE MUJER Y JOVEN, ME SOBRA VALOR PARA SUFRIR LA MUERTE Y MIL MUERTES MAS.”NO OLVIDEIS ESTE EJEMPLO”.
Estas palabras según historiadores generaron en la población un espíritu de identidad, que hizo que el pueblo se organizara en una gran resistencia contra el régimen de terror impuesto por Juan Sámano.
No solo su muerte sino la de 7.000 compatriotas más en el patíbulo, el rechazo y posterior lucha contra el régimen que creyó aplastar la insurrección con el fusilamiento de los caudillos del movimiento patriótico.
Existen dudas sobre su nacimiento, algunos historiadores dicen que nació en Guaduas un 26 de Enero de 1795 y otros afirman que fue en el Barrio Santa Bárbara de Santafé de Bogotá, lo que sí se sabe es que era la 5a de nueve hermanos del hogar conformado por Joaquín Salavarrieta y Mariana Ríos.
Su padre era oriundo del Socorro, había participado en la “revolución de los comuneros” en 1781 y que había sido dirigida entonces por José Antonio Galán, después de esto se desencadenó contra su padre una tremenda persecución de la que tuvo que huir para luego establecerse en Guaduas.
En 1798, trasladan su residencia a la ciudad de Santafé de Bogotá y se instalan en el Barrio Santa Bárbara, pero en 1802 la epidemia de viruela negra se llevó a sus padres y dos de sus hermanos.
Dos de sus hermanos José Maria y Manuel, ingresan a la comunidad Agustina, al haber tenido que abandonar su casa por que se encontraba infectada , La Pola y su hermano menor Bibiano fueron llevados a Guaduas por su hermana Mayor Caterina y se residenciaron en la casa de Margarita Beltrán hermana de otra heroína de la independencia llamada Manuela Beltrán.
Su hermana mayor contrajo matrimonio y se los llevó a vivir con ellos, la ingresó al convento de la Soledad, allí aprendió a leer y a escribir, estudio historia española, aprendió a tocar guitarra y a cantar y cada día que transcurría se hacía cada vez más, una mujer muy interesante.
Vivía al día con los sucesos de España y el virreinato.
Conoció a los hermanos Alejo y Joaquín Sabaraín, se enamora profundamente de Alejo, sus hermanos agustinos José María y Manuel, eran republicanos centralistas partidarios de Nariño y a través de ellos se acogió a la causa del centralismo.
Gracias a su habilidad para la costura, visitaba las más encopetadas y ricas casas de la capital, lo que le servía para esclarecer las terribles diferencias sociales que existían entre los españoles y los criollos.
Su novio se había enlistado en las milicias de Cartagena y se preparaban para atacar a Santa Marta, que se había vuelto un antro de españoles y criollos realistas que se estaban organizando para reconquistar el nuevo reino.
Es por esta situación que en Noviembre de 1812 en plena efervescencia de las luchas intestinas entre el Gobierno de Nariño y el Congreso, apareció en el periódico “La gaceta republicana”, una noticia en donde se ensalzaba a los hermanos cadetes Leandro y Alejo Sabaraín por su valor, heroísmo y amigos de la patria.
En relación a la lucha emprendida clandestinamente por sus hermanos agustinos y dirigidos por la cabeza espiritual de su prefecto y capellán fray Vicente Echeverry y quienes permanentemente daban información a La Pola de los movimientos del gobierno realista, el precursor Antonio Nariño supo estimularlos y en solemne ceremonia, nombró generalísimo de las tropas a la imagen del Nazareno que hoy día se venera en su iglesia.
Después en Mayo de 1816, llegó Santafé el General Pablo Morillo, llamado por los españoles el pacificador y fue cuando comenzó la cruel ejecución de los criollos que habían participado en la primera República.
Los montes de Guaduas se convirtieron en refugio de los republicanos que huían del régimen de terror, pero allí estaba Policarpa Salavarrieta que desde la clandestinidad fue una de las más entusiastas colaboradoras de los fugitivos.
La Pola era tan inquieta, que allí se dedicó a destilar aguardiente con Doña Bárbara Romero, procedimiento que hacían en forma clandestina, llegando a producir el mejor anisado de la región.
Regresó a Santafé con la intención de visitar a su esposo que había caído preso y que además estaba enfermo y ante los peligros que se cernían estableció su residencia en una casucha ubicada en el Barrio Egipto, allí un coronel de apellido Rodríguez y sus propios hermanos, le insistían para que regresara a Guaduas, pero ella se negó, quería permanecer cerca a su novio.
El Virrey conocía de las andanzas de La Pola, tras un seguimiento a su hermano Bibiano, fue localizada y detenida la noche del 10 de Noviembre por un Oficial Español de apellido Iglesias.
El 14 de Noviembre de 1817, en la Plaza Mayor, frente a la Real Audiencia, se levantó el patíbulo y en horas de la mañana es conducida allí y fusilada frente al pueblo, en compañía de su amado y trece compatriotas más.
Su muerte fue fuente de inspiración para poetas, escritores y muchos dramaturgos que inmortalizaron su historia, por su coraje y valentía.
Dice la historia que cuando fue enterrada, un patriota amigo suyo de nombre Joaquín Monsalve, redactó un famoso anagrama y lo plasmó en su tumba,”YACE POR SALVAR LA PATRIA”.
ABELARDO GIRALDO Coreguaje2@yahoo.com 06/26/11.