
Quise extraer entre ellos las concepciones de Nelson Mandela, Presidente de Sudáfrica ,quien nos habla sobre la decadencia de la nación-estado, a Felipe González Ex-Primer Ministro Español, quien nos expone los límites de la libre determinación y el escritor y periodista Ryzzard Kapuscinski quien ha escrito fabulosos reportajes sobre las guerras en África, Medio Oriente y América Latina, además de una trilogía sobre dictadores, “LA CAIDA DE HAILE SELASSIE EN ETIOPIA”, EL SHAH DE SHAHS y la vida de IDi AMIN en Uganda, este nos habla de “LA RAZA COSMICA EN ESTADOS UNIDOS”.
Empecemos con Mandela, quien más allá de su lucha en contra del Apartheid librada en su país habla de la desintegración de África y afirma que no puede existir un sistema para el mundo y otro para África, a la cual debemos dedicarle muchas energías sino queremos ver a este hermoso continente, víctima de las fuerzas infames que la han llevado a la ruina hasta en sus más recónditos lugares.
Expresa,” Mi Gobierno desea que Sudáfrica constituya un símbolo de un mundo en el que los pueblos distintos puedan vivir en paz.
Al finalizar la década de 1980, la Sudáfrica blanca era el país más aislado y con más luchas internas en el mundo. La comunidad mundial va en pos de la estabilidad en medio de la incertidumbre, nuestra propia experiencia sugiere que no nos atreveremos a abandonar el compromiso de defender los derechos humanos en los asuntos internacionales.
El descuido de los derechos humanos es la receta perfecta para un desastre interno e internacional.
La erosión de la soberanía nacional por parte de las fuerzas globales desde el comercio hasta las comunicaciones se han visto acompañadas de un incremento de los medios para garantizar la separación, el derecho a disentir se ha convertido en una lucha, la violenta desintegración de algunos Estados es horrorosa, trayendo como consecuencia que se rezagarán cada día más con respecto a los avances tecnológicos.
En los días más oscuros del apartheid y los momentos más trágicos de nuestra turbulenta transición, los sudafricanos de todos los colores y credos han manifestado con un enorme valor personal, su respeto por la diferencia.
Hoy en día los Estados parecen demasiado diminutos, demasiado torpes, para manejar diversos problemas, desde las guerras comerciales hasta la salud pública, que afectan la vida de la gente común y corriente. La soberanía uno de los principios organizadores de nuestro mundo, se ha visto profundamente trastornado.
Muchos países individuales empezaron a perder su poderío económico a manos de un conjunto empresarial de aptitudes que no conocía de fronteras nacionales.
La prosperidad ya no está casada con el desempeño doméstico de cada país en particular, el destino de la economía nacional, con frecuencia es determinado en otra nación.
El microchip repercutió en avances tecnológicos que permitieron a las corporaciones operar cada vez más lejos de sus territorios y aprovechando las ventajas de los salarios competitivos, la producción industrial se dispersó por todo el planeta, las marcas identificables, se volvieron más globales y menos nacionales.
Los servicios volvieron a canalizar la naturaleza de la economía arrastrándola cada vez más lejos del escenario nacional, para llevarlos al escenario global.
También hoy en el Sur de África y en otras regiones del tercer mundo, se ha extendido el arco de las enfermedades asesinas como la tuberculosis, nuevas cepas de Malaria y el SIDA.
El Gobierno actúa por su propia cuenta, parece impotente para enfrentarlas.
Mientras que las tasas de crecimiento de la población, no muestran ningún indicio de disminuir, van en aumento los temores ante el acceso cada vez más reducido a los alimentos en África y otras regiones del Sur, estos al igual que el espectro de la escasez de agua, impone a los gobiernos nuevas restricciones que con frecuencia son totalmente inimaginables.
A pesar de que la nación-estado sigue siendo el foco de lealtad para millones y se concibe como el escenario más apropiado para la defensa de los intereses de la gente común y corriente, al mismo tiempo en muchas regiones del mundo se respira una profunda desilusión con la política nacional.
Los sistemas democráticos que antes se consideraban adecuados, se están desintegrando y las comunidades están tratando de buscar nuevas formas de conducir la política.
En Italia y México los procesos políticos aceptados se han visto sacudidos hasta en sus raíces. Los acontecimientos económicos han influido profundamente sobre la política ocasionándole serios trastornos, el mercado no ha triunfado y al final la historia no ha llegado, la evidencia es clara, se han incrementado los niveles de pobreza en los países ricos y en los países pobres.
Muchas naciones se encuentran viviendo en una especie de atardecer económico.
Un mundo en el cual, una gran parte de la población, está condenada a la segregación porque es pobre, jamás podrá ser un sitio seguro.
El crecimiento de bloques comerciales con la Unión Europea y el Tratado de Libre Comercio (TLC), de América del Norte, han debilitado la posición de muchos países en desarrollo.
En el mundo descrito por Mandela, especifica el porqué los dirigentes de las naciones-estado, enfrentarán dificultades para mantener el control sobre el proceso político dentro de sus fronteras.
Concluye que en el mundo de nuestros días, no podríamos apreciar con certeza donde terminan los países y donde empieza la gente.
Felipe González se plantea el hecho de que cada nacionalidad debe tener derecho a su propio estado y afirma que hoy estamos en una situación muy confusa.
La autodeterminación individual se ve limitada por la Constitución, por Ejemplo en España, si alguien deseara modificar la Carta Magna, tendría que hacerlo por la vía constitucional y no por la fuerza.
En algunos países de América Latina, gobiernos dictatoriales han venido modificando la Constitución por la fuerza.
La Constitución en la mayor parte de los países del bloque oriental, jamás ha sido sometida a una votación democrática.
Un Señor de nombre Ryzzard Kapuscinski, del que hablé al inicio del artículo, nos comenta de una sociedad norteamericana multirracial y multicultural y que en la historia de la humanidad no existió ningún ejemplo anterior, el que una civilización hubiese sido creada simultáneamente por tantas razas, nacionalidades y culturas.
En Estados Unidos existen grandes comunidades de Laosianos, vietnameses, camboyanos, mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, iraníes, japoneses, coreanos, armenios, chinos, colombianos, etc.
Asegura que en este siglo XXI, solamente el 11% es de raza blanca y que el 90% de la población del planeta, será de raza oscura, enfatizando que todas la razas se fundirán para dar origen a un solo tipo de hombre, el cual está surgiendo en Estados Unidos y que al igual como expresara el filósofo mexicano José de Vasconcelos en 1924, esta se llamará “LA RAZA COSMICA”.
Un extenso mosaico de razas, culturas, religiones y costumbres diferentes se están abriendo paso hacia un objetivo común.
Abelardo Giraldo - Coreguaje2@yahoo.com - 01/16/12.