Si consideramos la edad de la tierra los geólogos nos remontan a 4.500 millones de años y nos aseguran que la tierra en sus inicios estaba llena de volcanes.
La actividad volcánica y el agua generaron las bacterias y por consiguiente estas dieron lugar a los árboles y a la vida humana.
Las bacterias fueron las primeras señales de vida conservadas en el tiempo.
Este permanente movimiento energético de gases, lava fluyendo por todas partes y esa desesperada actividad volcánica, hicieron que la vida fuera posible.
Pero no entiendo porque nos preocupa tanto la vejez, si la madre tierra es tan antigua, consideremos este ejemplo moralista y citemos algunos conceptos sobre la misma, expresada por grandes hombres.
La vejez es lo más inesperado de todo lo que le sucede al hombre:
“La edad se apodera de nosotros por sorpresa, sin sentirla llegar”. Francis Bacon.
“Cuando me dicen que estoy demasiado viejo para hacer una cosa, me apresuro a hacerla enseguida”. Pablo Picasso.
“Cuando me dicen que estoy demasiado viejo para hacer una cosa, me apresuro a hacerla enseguida”. Pablo Picasso.
En este mundo todos queremos llegar a viejos, pero ninguno queremos admitir que ya llegamos, cuanto más envejecemos más necesitamos estar ocupados.
Es preferible morir antes, que arrastrar ociosamente una vejez insípida y vacía, decía Voltaire.
“Cuando ya se han cumplido 80 años o estamos cercanos, todo contemporáneo es un amigo” Igor Stravinsky.
“Aunque, no es que seamos tan viejos, lo que pasa es que tenemos muchas juventudes acumuladas”. Francisco Aramburu.
Hay que dejarse llevar suavemente por la corriente como la hoja que se desliza sobre su superficie y disfrutar del legado de la vida mientras podamos y estemos presentes en este mundo.
Este Señor Aramburu en sus apreciaciones considera la vejez de una forma tan real que me parece muy interesante.
La juventud vive de la esperanza, la vejez del recuerdo.
La madurez es la etapa de la vida en la cual ya ha pasado la tempestad, pero aún continúa relampagueando.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que es imposible cambiar.
Hemos llegado a la edad madura, cuando teniendo para escoger entre dos tentaciones, elegimos la que nos permite llegar a casa más temprano.
Madurez es la habilidad de realizar un trabajo aunque no tengamos supervisores, llevar dinero en el bolsillo sin gastarlo y soportar una injusticia sin desear la venganza.
Puede ser que la vida no sea la alegre fiesta a la que esperábamos llegar, pero ya que estamos aquí, es mejor que bailemos.
Es una lástima que el lapso entre ser demasiado joven y demasiado viejo sea tan breve, teniendo que decir con tristeza, “QUE TEMPRANO SE NOS HIZO TARDE”.
Somos maduros cuando llegamos a la conclusión de que hay que tolerar los defectos ajenos, pero no por eso justificar los nuestros.
Tampoco debemos llegar al grado de que la tolerancia excesiva se convierta en sumisión.
No olvidar que la dignidad que nos acompañó toda la vida, morirá con nosotros.
Les recomiendo tener en cuenta estas preciosas reflexiones, especialmente a todos aquellos amigos que se encuentran en los albores de la tercera edad.
Abelardo Giraldo. 05/04/12.