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Recordando a Charlot

Este ingenioso y talentoso hombre cuyo nombre correspondió a Charles Spencer Chaplin, nacido en Londres Inglaterra, el 16 de abril de 1889, fue actor, compositor, humorista, director y editor,  falleció en Coursier-Sur-Vevier, Suiza, el 25 de diciembre de 1976, a la edad de 88 años y a pesar de haber sido su deceso en Navidad,  su hija le manifestó a los periodistas que cubrieron la noticia de su muerte, que a Chaplin, jamás le gustaron las navidades porque le recordaban la extrema pobreza que había tenido en su niñez.

Charlot, con su bastón y su inconfundible bigote, publicó su primera película el año de 1914, y se llamó “Carrera de autos para niños”. Recién terminado el primer conflicto bélico de la primera guerra mundial, dando origen al cine mudo, filmó la película “Armas al hombro”. Una vez más, en pleno  segundo conflicto bélico  mundial,  con una película que llamó,  “El gran dictador”, se mofaba de las ideologías de Hitler, logrando que el mundo viera a este, como lo que era, un payaso, un dictador, un hombre que solo quería la guerra.

Los ingleses llegaron a considerar, que era Hitler  el que imitaba a Chaplin  y no Chaplin el que imitaba a Hitler, lo que irritaba profundamente al Fuhrer.

Chaplin compuso variadas partituras y canciones para sus películas “Luces de la ciudad”, “Tiempos modernos”  y “El gran dictador”. El tema “Sonrisa”, que compuso para “Tiempos modernos”, fue muy popular en el reino unido, interpretado por Nat King Cole en 1954, y la canadiense Celine Dion, la interpretó recientemente, durante la entrega de los premios Oscar de 2010, en los Estados Unidos.

El 2 de marzo de 1975, la reina Isabel II, del Reino Unido, le confirió el título de SIR, otorgándole la orden del Imperio británico. A su muerte, después de haber sido sepultado, su cadáver fue sustraído por unos delincuentes para extorsionar a su familia, pero once semanas después, fue recuperado y los profanadores de su tumba fueron capturados.

Entre otros honores de importancia recibidos por Chaplin, figura una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en 1970, una estatua en el Leicester Square de Londres, más tres premios de la Academia y el más grande fue el que recibió, al considerarse, “Luces de la ciudad” y “Tiempos modernos”, como las mejores películas del siglo XX.

Ha sido honrado con su imagen en sellos de correo del Reino Unido y la American Film Institute, lo definen como uno de los 10 actores más célebres  de todos los tiempos. En el 2005, fueron subastados su bastón y su sombrero en New York, por la suma de 300.000 dólares.

Charlot, nos dejó como recuerdo su demoledor discurso en la película de 1940, “El gran dictador”, que si lo leemos con detenimiento encontramos  que goza de una indiscutible vigencia en nuestros días, el cual, dice: “Lo siento, pero no quiero ser emperador, eso no me va, no quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todo el mundo, si fuera posible, a judíos y a gentiles, a negros y blancos. Todos queremos ayudarnos mutuamente, los seres humanos somos así. Queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos odiarnos ni despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y puede proveer a todos.

El camino de la vida debe ser libre y  bello,  pero hemos perdido ese camino, la avaricia ha envenenado las almas de los hombres, ha levantado en el mundo barricadas de odio, nos ha llevado al paso de la oca a la miseria y a la matanza. Hemos aumentado la velocidad, pero nos hemos encerrado nosotros mismos dentro de  ella. La maquinaria que proporciona abundancia, nos ha dejado en la indigencia. Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia,  duros y faltos de sentimientos.

Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá.

El avión y la radio nos han aproximado más, la naturaleza misma de estos inventos requería la bondad del hombre y reclamaba una fraternidad universal para la unión de todos.

En este momento mi voz llega a miles de seres esparcidos por el mundo.  A aquellos que puedan comprenderle les dijo no desesperéis, la desgracia que ha caído sobre nosotros no es más que el resultado de un apetito feroz, de la amargura de unos hombres que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y los dictadores perecerán y el poder que han usurpado al pueblo volverá  al pueblo. ¡Y mientras existan hombres que sepan morir, la libertad no podrá perecer¡ Soldados no os entreguéis a esos brutos…hombres que os desprecian y os tratan como esclavos, hombres que regimientan vuestras vidas, imponen vuestros actos, vuestros pensamientos y vuestros sentimientos, que os amaestran, os hacen ayunar, os tratan como ganado y  ¡os utilizan como carne de cañón¡. No os pongáis en manos de esos hombres contra natura, de esos hombres-máquina con corazones de máquina. ¡Vosotros no sois máquinas¡, ¡Vosotros no sois ganado¡,¡Vosotros sois hombres¡, ¡Vosotros lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones¡. No odiéis. Solo los que no son amados odian, los que no son amados y los anormales….Soldados, ¡No combatáis por la esclavitud¡ Combatid por la libertad¡.

En el capítulo 17 del evangelio, según San Lucas, está escrito: “El reino de Dios está en el hombre mismo”, no en un solo hombre ni en un grupo de hombres, ¡en todos los hombres¡. Y vosotros, vosotros, el pueblo tenéis el poder para crear máquinas, el poder para crear la felicidad. Vosotros el pueblo tenéis el poder de crear una vida libre y espléndida, para hacer de esta vida una radiante aventura. Entonces en nombre de la democracia, utilicemos ese poder …¡unámonos todos¡. Luchemos por un mundo nuevo. Un mundo limpio que ofrezca a todos la posibilidad de trabajar, que dé a la juventud un porvenir y resguarde a los ancianos de la necesidad, prometiendo estas cosas, gente ambiciosa se ha hecho con el poder, pero han mentido. No han mantenido sus promesas, ¡ni las mantendrán jamás¡. Los dictadores se han liberado pero han domesticado al pueblo. Combatamos ahora para que se cumpla esa promesa. Combatamos por un mundo equilibrado…un mundo de ciencia, en el que el progreso lleve a todos a la felicidad. ¡Soldados¡,  en nombre de la democracia, ¡Unámonos¡”.


Abelardo Giraldo López.  09/24/17