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La moderna esclavitud


Un tema de supremo  interés y de gran relevancia en la actualidad,  es el relacionado con la esclavitud moderna, que todos sabemos  existe y aceptamos como si fuera  legal.

Si recordamos el pasado, encontramos que por los años 1865, 1866, 1888, las ciudades del mundo quisieron abolir la esclavitud, empezando por Estados Unidos, Cuba y Brasil.

Para este siglo XXI estamos viviendo un momento social de esclavitud,  pero a la moderna, las fuerzas armadas se alían con los poderes económicos y siempre al servicio del gran déspota que se encuentre de turno.

Los psicópatas en el poder, lo que pretenden ahora es la precarización del pueblo, mientras ellos gozan de todos los privilegios y el poder del dinero. Estos compran políticos y ordenan leyes  empobrecedoras a espaldas de los pueblos a quienes consideran  populacho.

Tienen tremendos abogados, que están prestos a defenderlos de las grandes felonías o actos de corrupción que como Maquiavelo y Robespierre en la antigüedad, hoy lo hacen como hacían ellos, escribiendo y defendiendo al tirano, para congraciarse con los que están en el poder.

Uno de los sistemas actuales para empobrecer o precarizar a la sociedad es a través de la creación de  impuestos. Los Ministros o gerentes de las empresas públicas no son más que defensores de sus amos, son simples y pobres gerentuchos de Bancos, Cajas de Ahorro, empresas de la Nación, Ministerios del Estado, etc.,  que podrían equipararse con  soldados de la milicia.

Los déspotas en el poder, toman decisiones por encima de la sociedad y las instituciones, no le responden a nadie, así la Nación sea llevada a un caos. Trabajan en balances de destrucción masiva. Por ejemplo el sistema no convencional de explotación de hidrocarburos Fracking, que genera lesivos daños al ecosistema, no les importa,  autorizan el saqueo,  gracias a que las multinacionales les anticipan  millonarias partidas que depositan en  cuentas personales o paraísos fiscales a espaldas de la sociedad que gobiernan.

Las constituciones hablan de igualdad, justicia y libertad, destacando que las soberanías nacionales residen en el pueblo y dan apariencia de gran legitimidad, pero los regímenes jurídicos, los gobernantes y los políticos, poco tienen que ver con el pueblo.

Los psicópatas en el poder socaban los principios constitucionales y le hacen reformas para moldearla  a intereses particulares.

A través de los ministerios, se le  imparte una educación al pueblo, incompetente, no educativa, en donde no se les da la oportunidad de pensar, es decir poco inteligente, al gusto de los psicópatas en el poder.  Ellos saben que la ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes.

Los neo-anglosajones fueron colonos que llegaron a América del Norte, perseguidos por guerras religiosas pero  después dejaron atrás una  historia sangrienta de genocidio y esclavitud. Procedentes de Inglaterra, en donde existe una constitución escrita en 1206 y conserva decretos todavía sobre el feudalismo más brutal y genocida que hubiese existido.

William Lynch,  dueño de una plantación en la colonia  sureña de Virginia,  dejó una carta escrita en 1712, a los terratenientes esclavistas, que se llamó  como dominar a los esclavos”.

Allí, les decía que el utilizaba el miedo, la desconfianza y la envidia entre ellos, como métodos de control, que la desconfianza es más fuerte que la confianza y que la envidia es más fuerte que la adulación, el respeto o la admiración. Deben usar a la hembra contra el macho y al macho contra la hembra, predisponerlos a todos contra todos y fomentar y premiar la denuncia.

Sus sirvientes blancos y capataces deben desconfiar de todos los negros, pero es necesario que sus esclavos  confíen y dependan solamente de ustedes. Sus esclavos deben amarlos y respetarlos, confiar en ustedes únicamente. Estas herramientas son vuestro pase al control, úsenlas. Hagan que vuestras esposas y sus hijos las usen. Si las usan intensamente durante un año, sus esclavos se mantendrán en desconfianza completa.

Lo que quería Lynch con esta carta,  era persuadirlos, de que esta era la única forma de controlarlos y así no se unirían para organizar una revuelta contra el patrón o planear una fuga colectiva. Había que hacerles creer que el guardia que los cuidaba era el hombre más importante entre ellos y el patrón, Lynch afirmaba que un esclavo que no fuese sometido podría llegar a ser peligroso, siempre debe estar doblegado. Era necesario descontextualizarlos de las estructuras sociales y tratarlos como seres individuales.

En este siglo XXI, una forma de acabar con la esclavitud moderna sería arrestar a los psicópatas en el poder, confiscarles las cuentas, las propiedades, recuperar todos los bienes y servicios que se han robado, ésta fuera una gran alternativa,  aunque no hay que olvidar que es una tarea difícil, porque estos señores tienen secuestradas todas las instituciones.

Este sistema de rapiña se ha perpetuado desde la esclavitud antigua, aunque han surgido grandes oposiciones sociales que han logrado tumbarlos, pero  han aparecido otros que terminan convirtiéndose también,  en psicópatas en el poder.

Estos señores cuando están en campaña nos hablan de soberanía, la cual no nos sirve para nada, los déspotas venden el terreno de los pueblos a compañías transnacionales por encima de la voluntad soberana de esas regiones, nos hemos dejado esclavizar. Las empresas que se encuentran al servicio de los déspotas reciben como norma,  precarizar la plantilla de trabajadores y recortarles sus derechos.

En Colombia,  la reforma tributaria del gobierno Duque, aprobada en el congreso  a  pupitrazo  limpio y unánime,  que la mayoría de los representantes  no conocieron,  porque no leyeron sus páginas, contiene como función principal, un tremendo golpe a los más pobres, una excesiva pauperización  del pueblo colombiano a través de una infinidad de impuestos a la clase media y trabajadora, donde se establece además,  una protección especial a los capitales especulativos y financieros.

En Colombia se ha venido aumentando cronológicamente la desigualdad, se mantiene el recorte a la inversión social, no hay políticas que controlen el fraude fiscal. En ninguno de sus puntos se habla de políticas públicas que tengan en cuenta los intereses del conjunto de la población. La sociedad colombiana no tiene acomodo en los presupuestos.

El encargado de gobernar,  está actuando en contra de las decisiones legítimas de nuestras instituciones, la limitación de la autonomía municipal, no plantea un crecimiento para el 2019 sobre bases justas, porque no integra la sociedad, jamás se ha interesado en aminorar las desigualdades, erradicar la pobreza, eliminar las diferencias injustas o revertir la tendencia a, que la educación, la salud pública o los servicios de dependencia del estado, vayan perdiendo peso o importancia.

No se habla sino de impuestos y más impuestos para tapar los huecos fiscales que nos ha dejado la corrupción de  gobiernos anteriores.

Colombia no podrá progresar, si el gobierno no va de la mano con las clases media y trabajadora, que son el gran motor del desarrollo  económico y social del país.

Abelardo Giraldo.
06/10/19.