Un viejo refrán dice que “No existe peor ciego que el que no quiere
ver”, yo diría algo similar en estos tiempos de fuertes oleajes políticos “No existe peor analfabeta, que el
analfabeta político, aquel que no ve, no entiende, no oye o no participa.
Esa condición individualista del ser humano, el hecho de desatenderse
políticamente, es lo que hace, que otros nos gobiernen a su manera.
Estamos viviendo un sistema, que aunque investido de democrático, es tremendamente agresivo, aquí
los altos niveles de pobreza, desempleo y corrupción, nos están llevando a pensar que necesitamos un cambio,
una transformación.
Es necesario culturizarnos políticamente para establecer nuevas
relaciones sociales y aglutinar toda esa apatía existente en el contexto de una
nueva conciencia.
La humanidad ya no cree en los fundamentalismos de izquierdas
comunistas, ni socialismos liberales, ni neoliberalismos de derecha y han
empezado a entender que ese hipotético
libre mercado, no existe.
Que los tratados de libre comercio no son más que una farsa y que a los
dirigentes de los partidos políticos que llegan a gobernarnos les importa un
pepino el bienestar de la sociedad.
El único interés de estos desalmados son las cuentas bancarias
personales, las alarmantes noticias sobre corrupción política se escuchan a
diario en el autobús, en el taxi, en el café, en la calle o en el centro
comercial, hemos pasado del Estado de bienestar a un Estado en crisis.
La pérdida constante y sensible de los valores que nosotros considerábamos como
“legitimidad” ha llevado a la dirigencia política a un grado sumo de
desprestigio.
El sistema político latinoamericano va en declive, porque ya no creemos
en la capacidad de gobernar, de líderes
auspiciados por los mismos movimientos políticos que por décadas han venido alternándose en el poder.
Los medios masivos de comunicación se han dedicado a anestesiar al pueblo mediante la promoción de
espectáculos, eventos deportivos, mundiales de futbol, telenovelas y un sinnúmero
de diversiones, especialmente a través
de la T.V.
Los beneficiarios del nuevo orden mundial están acudiendo a comprar
gobiernos mediante jugosas
remuneraciones o ventajas en especie que se han venido materializando en
propiedades, como yates, carros de alta gama, artículos de arte, oro, piedras preciosas y depósitos en paraísos
fiscales entre otros, contribuyendo a
abrir más la brecha social, en condiciones que están generando alarma.
La multiplicación de los escándalos por malversación y abuso de bienes
sociales se han hecho muy manifiestos en la mayoría de los países del mundo
occidental.
Economistas y politólogos han concluido que el nuevo orden mundial sería
imposible para la oligarquía al mando, si careciera de los instrumentos que los
hace poderosos, los cuales son de tres tipos: el control de la información, el
control de las sociedades y el control de los conflictos civiles.
El tercer milenio será un período de enormes desafíos para las futuras
generaciones, el tremendo crecimiento de la población, las perturbaciones que
han afectado el medio ambiente , como el cambio climático, la destrucción de la
capa de ozono, están provocando desastres naturales violentos y de grandes
proporciones en todos los rincones de nuestro planeta.
El progresivo agotamiento de los recursos naturales, incluyendo un
elemento tan necesario para la vida como el agua, está
enfrentando a la humanidad al desafío de su propia supervivencia.
Mientras tanto la miseria y la exclusión se propagan en todos los
continentes, la brecha social no deja de
ampliarse con la creciente concentración de la riqueza en manos de unos pocos y los mega empresarios
transnacionales han venido desplazando a la clase media al nivel de los
marginados.
A las Naciones Unidas le han venido descargando la responsabilidad del
Sida, el narcotráfico, la contaminación ambiental, la especulación monetaria y
cualquier otro fenómeno de dimensiones globales, pero sin recursos y sin la
autoridad suficiente para transformar aquellas buenas intenciones en
hechos realizados.
A ninguna potencia capitalista, le ha interesado implementar políticas
que apunten a un crecimiento menos depredador, a mermar el derroche de los
recursos naturales o a promocionar a la persona humana como sujeto activo de la
sociedad.
Las instituciones financieras internacionales se han dedicado solamente
a apoyar las políticas neoliberales de los años 80, con su secuela de desreglamentaciones,
privatizaciones, recortes sociales, así como el desmantelamiento de los
estados-nación, dejando al mundo con las puertas abiertas a la ambiciosa expansión
depredadora de las grandes
transnacionales. Como ejemplo tenemos a Colombia en donde se han adjudicado indiscriminadamente
y sin ningún pesar, un total de 45.000 títulos
mineros, durante estos dos últimos gobiernos.
El desayuno diario sobre escándalos por corrupción lo mismo que los
frágiles enjuiciamientos judiciales debido a la politización de la justicia, han
ocasionado en el ciudadano una desafección creciente hacia los políticos, que van desde el simple desinterés, hasta un marcado abstencionismo en épocas electorales.
Abelardo Giraldo. 11/20/13.