“Estamos en un
permanente amanecer, que no parece llegar al mediodía” Naciones Unidas.
Nuestra
historia está repleta de dictaduras y malos gobiernos, que han causado
indecibles sufrimientos a sus pueblos. Los que han tratado de ayudar siguen
siendo muy pocos. Estamos errando en elegirlos.
Si
un ser humano es imperfecto y no tiene la sabiduría ni la previsión necesaria
para dirigir sus propios pasos, mucho menos podrá dirigir un pueblo.
Henry
Kissinger, que negoció la paz con Vietnam, dijo en una ocasión “La historia no es mas que una sucesión de
esfuerzos fallidos y aspiraciones malogradas”.
Yo
diría, la vida en la tierra es dura y nunca ha sido tan dura como aquí y ahora.
Hoy,
que se organizan marchas de protesta y manifestaciones en pro de los Derechos
Humanos, hoy, que apoyamos organizaciones como Amnistía Internacional y
Greenpeace, hoy, que luchamos por los menos afortunados como los pobres o los
hambrientos, encontramos, que aunque se ganan pequeñas batallas, pareciera como
si fuerzas del mal se hubiesen tragado el mundo y a nadie le importara,
llevándonos por consiguiente a una total impotencia.
En
épocas electorales, los partidos políticos presentan maravillosos programas
sociales, pero no los cumplen cuando están en el poder, porque engañan
conscientemente, porque la realidad no permite aplicarlos o porque no tienen
las personas capacitadas para hacerlo, terminando en un mandato imperativo y
tiránico, ejercido ilegalmente.
La
mayoría de la población no está segura de sentirse representada por ningún partido político, en razón a que
existen valores constitucionales que no se encuentran en ninguno de ellos.
Además,
el poder político siempre ha estado al servicio del poder económico de ciertas
élites, que son las que controlan la sociedad.
A
menudo escuchamos en la calle “Cuidado
con la ultra-derecha, quiere gobernarnos” y otros dicen “Todos los socialistas son iguales”.
Nuestra
ética personal, impide identificarnos
con ninguna de esas corruptas castas políticas, estamos cansados de las
tomaduras de pelo.
En
una reunión de las Naciones Unidas, alguien comentaba, que muchos gobiernos
actuales estaban destruyendo o desperdiciando bienes que le son indispensables
para la vida a los seres humanos, hiriendo la justicia y faltando a los deberes
con la humanidad.
Muchos
ilusos e ingenuos creen que el pueblo será representado en inversiones del
capital del Estado, obras públicas y sociales, durante el período que
transcurra su gobierno, después del triunfo en las urnas.
Nada
garantiza a las masas que el partido ganador cumpla con lo prometido, es una
utopía, es completamente irrealizable concebir que un grupo de personas
asociadas a un partido, se exprese de acuerdo a la mayoría y no a sus propias
convicciones.
Los
partidos llamados populares arrastran a la población hasta los matices más
oscuros, y allí, enceguecidos por sus ideales, dejan de lado el funcionar de la
democracia para enderezar el tormentoso destino que lleva nuestra sociedad.
“Cómo lograr que la
igualdad ante las urnas, sea también una igualdad de oportunidades ante la vida”.
En una
cartelera que portaban los indignados de Nueva York, encontré, “Cuando habla el dinero, se silencia la
democracia”.
Estados
Unidos, ha venido convirtiéndose en escenario de multitudinarias protestas,
organizadas por el movimiento “OWS” “Ocupa Wall Street”, en contra de la
injusta avaricia de los ricos en este país y la excesiva influencia de las
grandes compañías en las políticas de los Estados.
La
democracia ha venido siendo vulnerada por fenómenos como: la miseria, la
corrupción, el fraude, los vicios y la cotidiana criminalidad.
La
soledad normativa de la democracia, ha ocasionado que esta no hubiese podido
resolver este reto: Una vez conocida la fractura del comunismo histórico, como
régimen político y sistema de ideas que buscaba resolver los problemas de
igualdad y de extensión de la libertad, la democracia ha carecido de
instrumentos normativos e institucionales para enfrentar las demandas que “el
socialismo realmente existente”, no pudo enfrentar, ni mucho menos solucionar.
Mientras
la pobreza, la injusticia y la evidente desigualdad existan en nuestro mundo,
nadie podrá realmente descansar.
Aida
Abella, un poco pesimista, comenta sobre Colombia, “Como va haber paz en un país que hasta la basura se la disputan los más
ricos”.
Por
último, ahora que Colombia se encuentra en un proceso de paz con las FARC, quiero citar a Mandela cuando
consideraba que la paz no consistía simplemente en la ausencia del conflicto, sino en la creación de un entorno
en el cual todos podamos prosperar, independientemente de cualquier
característica social que nos distinga, como la religión, rasgos étnicos, el
idioma, prácticas sociales y culturales, los cuales son elementos que hacen grande
la civilización humana y se suman a la riqueza de la diversidad. ¿Por qué, dejar que se conviertan en causa de
división y de violencia?.
Y
concluía Mandela, “Los héroes no son los
que firman la paz, sino los que la construyen”.
Abelardo Giraldo. 12/16/13.