Texto de Abelardo Giraldo
“Unos nacen y otros se hacen” Proverbio popular.
Para entrar en el contexto
del presente tema, es necesario considerar aspectos relacionados, como las mentiras
políticas y la estupidez humana.
Hemos encontrado que,
al político de la mentira, al populista, al cínico, lo sigue siempre una caterva
de ignorantes, que es torpe, ciega, como los cerdos cuando van al matadero y que
la sociología moderna llamaría “La generación de los idiotas”. Incluso, este
tipo de políticos, cuando detentan posiciones de poder, están convencidos, que
es menos censurable, usar verdades para engañar que directamente mentir y las
usan para manipular.
Cuando alguien con
poder nos miente, arruina nuestra confianza en las instituciones del Estado,
ese gobernante no es ético y golpea profundamente la democracia.
Un grupo de estudiantes
de doctorado en filosofía de la Universidad Javeriana, investigaron sobre esta
situación y encontraron que el político y candidato a gobernar, usa la mentira,
no sólo, para timar al electorado sino para generar adhesiones.
Cuando al electorado le
dicen, que van a bajar los impuestos, que van a subir los salarios, que no van a aceptar la práctica de
fracturación hidráulica o Fracking, porque
hay que cuidar los acuíferos, proteger el ecosistema, los páramos, etc., pero desde el gobierno empiezan a hacer todo
lo contrario y además utilizan su gran
experiencia en difundir mentiras por
doquier, la sociedad no sabe cómo participar en la democracia, generándose una
gran desconfianza a todo, a los medios de comunicación oficiales, a los
ministerios, a las entidades del estado y
terminan escuchando solamente
lo que se publica en las redes sociales.
El mentiroso compulsivo
como lo analiza la psicopatía, es egoísta, hace lo que quiere, se autoriza a
realizar cualquier cosa, no se siente mal cuando abusa o manipula a otros y
fuera de eso, auto justifica sus mentiras, incluso cuando la sociedad lo
descubre, sigue crecido e imponente y resulta peligroso para el electorado
señalarlo.
Pero estos tienen
seguidores, esos que la sociología define como hombres masa o hiper-masificados,
y que nosotros llamaríamos como la
generación de los idiotas, los que van en contravía del que piensa, no tienen
esfuerzo productivo, se consideran originales, son irreverentes, todo es
orgullo, todo es una fantasía, nacen estúpidos, a otros, se les adhiere la estupidez, en las
marchas destruyen supermercados como en Chile o siguiendo instrucciones del
mentiroso de turno, invaden un capitolio del congreso, ocasionando caos y
destrucción e incitando a la anarquía,
como ocurrió en Washington D.C., Estados Unidos.
Como expresara Paul
Tabori, en la historia de la estupidez humana, es una generación de idiotas
o de imbéciles que se creen especiales y le hacen tremenda guerra cultural a
los que verdaderamente piensan.
Hacen el papel de tonto
y sobresalen cuando son tontos cabales y perfectos, se caracterizan porque son
orgullosos, vanidosos, temerosos, prejuiciosos y con un alto rango de
credulidad en el político mentiroso.
No es probable que la
persona estúpida se sienta atraída por los libros. La estupidez es el arma más
destructiva del hombre, su más devastadora epidemia.
La estupidez abarca la
tontería, la imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad, la estrechez
de miras, la fatuidad, la idiotez, la locura o el desvarío.
Son seres de inteligencia
menguada, de pocas luces, superficiales, mentecatos, que equilibran con
desequilibrados, chiflados, irresponsables y embrutecidos.
Pertenecen a la galería
humana de los payasos, simplotes, badulaques, papanatas, peleles, estólidos,
majaderos y energúmenos de ayer y de hoy.
Existe una innumerable
cantidad en datos de carácter semántico sobre la estupidez.
Este tipo o clase de generación es la que utilizan los políticos de la mentira y la corrupción, para cometer toda clase de infamias y desafueros en contra del Estado y la sociedad que dicen gobernar.
Abelardo Giraldo.
02-12-2021.